Entre los diversos evangelios
apócrifos que aparecen mencionados por los Padres y antiguos autores
eclesiásticos se encuentra el denominado Evangelio de Judas. De él San
Ireneo, en su tratado Contra las herejías, 1,31,1, escribe: «Otros
declaran que Caín obtuvo su ser del Poder de lo alto y reconocen que Esaú, Coré,
los Sodomitas y ese tipo de personas están relacionadas entre sí. Por eso
—añaden ellos— han sido asediados por el Creador, aunque ninguno ha sufrido
daño. Pues la Sabiduría tenía la costumbre de llevarse lo que le pertenecía
desde ellos a ella misma. También dicen que Judas el traidor estaba muy
familiarizado con estas cosas y que él solo, sabiendo la verdad como ningún
otro, llevó a cabo el misterio de la traición. Por su culpa, dicen, todas las
cosas, terrenas y celestiales fueron disueltas. Éstos son los que han escrito
una historia ficticia al respecto, que denominan Evangelio de Judas». A él
aluden también San Epifanio y Teodoreto de Ciro.
Dado que Ireneo escribe su obra el 180, el Evangelio de Judas tuvo que
ser escrito con anterioridad a esta fecha, probablemente en griego, entre el 130
y el 170. De la secta de los Cainitas no conocemos más de lo que nos dice el
texto de Ireneo. No se sabe si era un grupo independiente o parte de una secta
gnóstica más amplia.
Muy recientemente se ha dado a conocer la existencia de un códice del siglo IV
encontrado en Egipto, que contiene un texto en copto del Evangelio de Judas.
El códice contiene también otros tres escritos gnósticos. Con este nuevo
descubrimiento podemos saber que el Evangelio de Judas recoge una
supuesta revelación de Jesús a Judas Iscariote «tres días antes de que celebrara
la Pascua». Como en el caso del Evangelio de María (véase la pregunta
anterior), se trata de una obra carente de cualquier contenido histórico, que
utiliza el nombre de Judas para trasmitir enseñanzas ocultas a los iniciados en
la secta. Después de mencionar que Jesús desarrollaba su ministerio terreno
haciendo milagros y mostrándose a veces ante sus discípulos en la forma de un
niño, narra un diálogo entre Jesús y los discípulos. Jesús se ríe de lo que
hacen (dar gracias sobre el pan) y ellos se enfadan. Judas es el único que
reacciona bien ante lo que Jesús pide y éste le dice: «Yo sé quién eres y de
dónde vienes. Tú vienes del reino inmortal de Barbelo y yo no soy digno de
pronunciar el nombre de quien te ha enviado» (Barbelo es la primera emanación de
Dios en las cosmogonías gnósticas de tipo setiano). Siguen otros encuentros y
diálogos de los discípulos y de Judas con Jesús en los que se tratan complicadas
cuestiones cósmicas, y casi al final se narra cómo Jesús le dice a Judas: «Tú
excederás a todos, pues tú sacrificarás al hombre del que estoy revestido». El
escrito acaba diciendo qué Judas recibió dinero de los escribas y les entregó a
Jesús.
Este nuevo texto tiene valor para nuestro conocimiento del gnosticismo del siglo
II, pero, desde el punto de vista histórico, no aporta nada sobre Jesús y sus
discípulos que no sepamos por los evangelios. Sobre todo, este manuscrito —como
los otros que se han descubierto en el siglo pasado— confirma la veracidad de
las informaciones que Ireneo, Epifanio y otros escritores antiguos nos
transmitieron sobre los grupos gnósticos.