Monte
Carmelo
EnciCato
Una conocida cadena de montañas en Palestina, habitualmente llamada en la Biblia
hebrea Hakkarmel (con el artículo determinado), "el jardín" o "la tierra del
jardín". En el hebreo posterior es conocida simplemente como Karmel, y en árabe
moderno como Kurmul, o más comúnmente como Jebel Mar Elias (montaña de San
Elías). En su extremidad, junto al mar, el Monte Carmelo aparece como un
escarpado promontorio que casi choca con las olas del Mediterráneo. Esta punta
noroccidental del Carmelo está a unas seis millas de Acre, y a 32º 50' de
latitud Norte y 35º de longitud Este. Desde este punto, la sierra se retira
gradualmente de la costa y se extiende hacia el sudeste, ascendiendo durante
unas diez millas hasta su punto más alto y luego descendiendo durante casi tres
millas más. Su extremo sur, como el del norte, se distingue por un escarpado
peñasco sobre Wady-el Milh. Esta es la cadena de montañas que habitualmente se
designa con el nombre de Monte Carmelo. El nombre también se aplica a veces a
las colinas más bajas que, durante doce o trece millas, constituyen una
prolongación de la cadena principal y se extienden hacia el sudeste hasta las
proximidades de Jenin. Estas colinas más bajas son, sin embargo, de una
constitución más blanda que la de la cadena principal del Carmelo, y realmente
lo separa del País de las Colinas, o sección longitudinal central de Palestina
occidental. De ahí que se considere más bien que forman una cadena de cerros
distinta del Carmelo, y se les llame simplemente colinas de Samaria. Las tres
cumbres más altas de la cadena principal son muy inferiores en altura a las de
las montañas tanto de Galilea como de Judea. Su pico más alto, un poco al sur de
la aldea drusa de Esfiyeh, sólo tiene 552 metros. El siguiente en altura es la
cumbre sudoriental del Carmelo, junto a las ruinas llamadas El Mahraka, y tiene
unos 520 metros de alto; y finalmente, el promontorio noroccidental o cabo del
Carmelo, donde está el monasterio carmelita, está situado a 170 metros sobre el
mar. La forma general de la cordillera es la de un triángulo, cuyo vértice está
junto al Mediterráneo, mientras que los lados, al este y al oeste, parecen muy
diferentes uno del otro. El lado occidental desciende poco a poco por largas
estribaciones y valles hasta esa parte de la costa que se conoce como el llano
de Saron. El lado oriental, es abrupto por encima de las llanuras de Haifa y
Esdrelon, y en muchos lugares desciende casi por precipicios al río Cison, que
fluye al pie de la montaña y es generalmente paralelo a su eje. Su estructura
geológica no es otra que la de la sección longitudinal central de Palestina, al
oeste del Jordán. Está formada de la misma piedra caliza dura. En ella hay
numerosas cuevas, y abundan los pedernales, geodas y fósiles. Al nordeste, rocas
ígneas surgen de una formación basáltica que corre a través de la llanura de
Esdrelón y se extiende hasta el Mar de Galilea. Como casi toda la cadena del
Carmelo está cubierta con abundante y rica vegetación, tiene aún mucho de esa
apariencia que sin duda fue el origen de su nombre: "el jardín" o "la tierra del
jardín". La mayor parte de la sierra está cubierta de matorrales y árboles de
hoja perenne. Aparte del pino, los árboles más comunes son la carrasca, el
mirto, el lentisco, el algarrobo y el olivo. El Carmelo es también notable por
su profusión de plantas aromáticas y flores silvestres. Sus alturas boscosas
están habitadas principalmente por el corzo, el leopardo y el gato salvaje. En
diversos lugares de la cordillera, se pueden señalar aún antiguas prensas de
vino; pero la parra está casi totalmente extinguida excepto en las proximidades
de Esfiyeh y de la colonia alemana que se estableció en 1869 cerca de Haifa. De
sus antiguamente numerosas aldeas sólo unas pocas están actualmente habitadas, y
sólo algunos trozos de tierra alrededor de éstas y junto a la costa están ahora
cultivados. Aparte de Esfiyeh, las principales aldeas existentes son Et Tireh,
Daliet el Kurmul, y Um Ez Zeinat. La mayor parte de los aldeanos son drusos y
cristianos. En la actualidad, el Carmelo pertenece al bajalato de Acre.
El Monte Carmelo no se menciona nunca en el Nuevo Testamento; pero se habla de
él frecuentemente en el Antiguo. Su conquista se remonta al tiempo de Josué (12,
22), y su territorio se presenta como formando el límite sur de la tribu de Aser
(19,26). Su lujuriante verdor, producido principalmente por la vecindad del Mar
Mediterráneo y por el abundante rocío, era considerado como singularmente
hermoso; de ahí la comparación poética "tu cabeza es como el Carmelo", que se
encuentra en el Cantar de los Cantares (7, 5; versión hebrea, 7, 6), y la
inequívoca referencia a la "belleza del Carmelo" en Isaías (35, 2). Como
Nabucodonosor se elevaba orgullosamente sobre los reyes de la tierra, así el
Carmelo era prominente sobre el mar (Jer., 46, 18) Su gran fertilidad lo hacía
símbolo de un país favorecido por la bendición divina (Jer., 1, 19; Miq., 7,
14): y su devastación era conceptuada como el signo más seguro del severo
castigo de Dios a su pueblo (Is., 33, 9; Jer., 4, 26; Amos, 1, 2; Nah., 1, 4).
Sus cumbres boscosas y sus tortuosas cavernas constituían un escondite seguro
para un fugitivo [Amos, 9, 3. Ver también III Reyes (I Reyes en la Versión
autorizada), 18, 4, 13]. El carácter sagrado de su alturas era bien conocido en
el antiguo Israel. Aparentemente mucho antes de la época de Elías - cuánto antes
no puede determinarse ahora - se había erigido un altar en honor de Yahweh en el
Monte Carmelo, y sus ruinas reparadas por ese profeta tan pronto como pudo
hacerlo con seguridad (III Reyes, 18, 30). Fue la sierra del Carmelo la que el
propio profeta Elías escogió para la asamblea del pueblo, teniendo lugar tales
asambleas habitualmente en algún lugar sagrado (III Reyes, 18, 19 y s.).
Nuevamente en IV Reyes, 4, 23, hay una alusión manifiesta a la costumbre de
acudir al Carmelo para la celebración de la luna nueva y del sabbath. De
diversos pasajes de las Sagrada Escritura se ha deducido que esta montaña
sagrada era el lugar efectivo de residencia tanto de Elías como de Eliseo (Cf.
IV Reyes, 2, 25; 4, 25,27, etc.); y, de hecho, la gruta de Elías y la caverna
conocida como la Escuela de los Profetas aún son señaladas allí. Del mismo modo,
hay alguna razón para creer que el incidente que se cuenta de Elías en IV Reyes,
1, 9-15, tuvo lugar en el monte Carmelo. En este pasaje la traducción inglesa
habla en realidad del profeta como estando sentado en "una colina", cuando hizo
descender fuego del cielo sobre las dos "cincuentenas" y sus respectivos
capitanes que habían sido enviados por el rey Ocozías para detenerle. Pero la
traducción de la palabra hebrea original por "una colina", que sugeriría
naturalmente un lugar distinto de la cadena montañosa del Carmelo, es muy
probable que sea defectuosa. La expresión hebrea más bien significa "la montaña"
con una referencia implícita al Monte Carmelo, puesto que esa expresión, en
relación con Elías, se usa sólo para esa cordillera, con la excepción del Sinaí
al que, por supuesto, no se refiere IV Reyes, 1, 9-15.
De cualquier modo, hay otro incidente en la vida de Elías que la Sagrada
Escritura sitúa claramente en la sierra del Carmelo, por el cual esa montaña ha
sido, y será siempre, de particular renombre. El acontecimiento se narra con
detalle en III Reyes, 18. Se trata de la disputa pública entre Elías, el gran
campeón del culto de Yahweh y los profetas de Baal, la deidad fenicia cuyo culto
había sido últimamente organizado por entero por el inicuo Acab en la nueva
capital del Reino del Norte. Durante dos años una grave sequía, predicha por
Elías, había reinado en Israel. Aun así, no había sido suficiente para convencer
al pueblo de que Yahweh, y no Baal, era el verdadero Dios. Al tercer año, cuando
la sequía estaba a punto de acabarse, Elías, según la orden del Señor, se reunió
con el rey Acab, y obtuvo de él que reuniera a todo el pueblo junto con los
profetas de Baal en el Monte Carmelo. Allí, en presencia de todos, él, el único
profeta superviviente del Señor, propuso que el Dios que consumiera por el fuego
un novillo colocado sobre leña y sin fuego bajo él fuera el único reconocido
como Dios El reto fue aceptado. En vano los cuatrocientos cincuenta profetas de
Baal estuvieron suplicando a su dios-sol hasta el mediodía, ni siquiera hasta la
hora del sacrificio de la tarde. Le tocó entonces a Elías. Habiendo reparado un
antiguo altar de Yahweh por medio de doce piedras, el profeta dispuso la leña,
colocó el novillo sobre ella, y llenó de agua la zanja que había excavado
alrededor del altar. Su plegaria a Yahweh fue escuchada. El fuego del cielo lo
consumió todo, hasta la misma agua en la zanja, y todo el pueblo viendo esto
adoró, diciendo: "Yahweh es Dios, Yahweh es Dios" Luego siguieron en rápida
sucesión, la matanza de todos los profetas de Baal que habían sido llevados al
arroyo Cison; la plegaria de Elías en la cumbre del Carmelo pidiendo la lluvia y
su repetida orden a su criado: "Levántate y mira hacia el mar"; el ascenso de
una nube, precursora de una violenta tormenta; la rápida partida del rey para
Jezrael, para no ser detenido por la lluvia; y finalmente, la rápida carrera de
Elías para adelantar a Acab en la entrada a Jezrael. La escena señalada tanto
por la tradición como por las características naturales como el lugar de esta
gloriosa victoria de Yahweh y Elías sobre Baal y sus profetas es el extremo
sudoriental del Monte Carmelo, la parte de la montaña más próxima y más
accesible desde Jezrael. El lugar conocido ahora como El Marahka, "la hoguera" o
"el sacrificio", es muy probablemente el punto en el que estaba el altar de
Yahweh que Elías restauró. Está señalado por unas ruinas informes adónde los
drusos de las aldeas vecinas vienen a realizar un sacrificio anual. Su situación
en el extremo sudoriental de la cordillera, permitía fácilmente que los altares
allí erigidos fueran vistos por Acab y los sacerdotes de Baal y la multitud que
estaban en una amplia meseta que se extiende cerca debajo de él. No lejos de
allí hay un pozo siempre provisto de agua incluso en las épocas más secas, del
que Elías pudo sacar el agua con la que llenar la zanja alrededor de su altar.
En los declives más bajos de las montañas hay un terraplén llamado Tell el
Kassis, que significa "colina del sacerdote", o de "de los sacerdotes", que
puede señalar el lugar donde los profetas de Baal fueron ejecutados. El arroyo
Cison que corre al pie del Carmelo estaba sin duda absolutamente seco después de
dos años de sequía, así que la multitud pudo fácilmente cruzar su lecho para
testimoniar la victoria de Yahweh en el Monte Carmelo, y el rey Acab apresurarse
a cruzarlo hacia Jezrael antes de que la amenazadora tormenta lo llenara de agua
y lo hiciera impracticable. Los cadáveres de los asesinados profetas de Baal
fueron arrojados al Cison, y cuando el arroyo se convirtió por la tormenta en un
impetuoso torrente, fueron arrastrados rápidamente al Mar Mediterráneo. Después
de la matanza a orillas del río, el profeta del Señor "subió" de nuevo a El
Marahka, y allí rezó fervientemente por el final de la sequía. Allí también,
naturalmente ordenó a su sirviente "subir y mirar hacia el mar", pues aunque
desde el lugar donde oraba la visión del Mediterráneo está interceptada por una
altura adyacente, la misma altura podía subirse en pocos minutos y se obtenía
desde su cumbre una vista total del mar. Finalmente, bajando precipitadamente
tanto Acab como Elías a la llanura, cruzaron con seguridad el Cison antes de que
la lluvia pudiera impedírselo, porque en este punto el río está muy cerca del
Monte Carmelo.
Así puede verse fácilmente que el lugar tradicional de la disputa pública entre
Elías y los profetas de Baal cumple todas las condiciones requeridas por la
narración sagrada. La última referencia de la Escritura al Carmelo se encuentra
en el capítulo inicial del libro deutero-canónico de Judit. Allí encontramos que
los habitantes del Carmelo fueron contados entre los pueblos de los distritos
occidentales a quienes Nabucodonosor amenazó con la destrucción si se atrevían a
negarle ayuda en su actual conflicto con poderosos enemigos (Judit, 1, 8, en la
Vulgata y en los Setenta). También se dice allí que, a despecho de sus amenazas,
todos, "unánimemente", rehusaron obedecer sus órdenes, después de lo cual el rey
asirio juró vengarse de ellos (Judit, 1, 11,12). En tiempos antiguos el carácter
sagrado del Carmelo parece haber sido conocido por otras naciones aparte de
Israel. Así en la lista de lugares conquistados por el rey egipcio Tutmosis II,
hay una probable referencia en el Nº 48 al "promontorio sagrado" del Carmelo
(Ver también los Números 49 y 96, en "Registros del Pasado", nueva serie, V, 47,
50). En el Siglo IV antes de Cristo, el filósofo neoplatónico Jámblico, en su
vida de Pitágoras, habla del Monte Carmelo como "sagrado por encima de todas las
montañas y prohibido al vulgo". El gran historiador romano Tácito menciona un
altar erigido allí sin templo ni imagen: "tantum ara et reverentia"; y Suetonio,
en sus "Vidas de los Césares", narra que antes de emprender la guerra contra los
judíos, Vespasiano fue al Carmelo y consultó el oráculo de su dios. Tras la
destrucción de Jerusalén por Tito (año 70 después de Cristo), los judíos no
dejaron de tener presente la montaña del Carmelo y su relación con Elías. En el
Siglo XII de nuestra era el rabino Benjamín de Tudela escribe lo siguiente en la
narración de su viaje a Palestina: "Bajo la montaña del Carmelo hay muchos
sepulcros judíos, y cerca de la cumbre está la caverna de Elías, en la que él
descansó...En la cumbre de la colina , se puede encontrar el lugar del altar que
fue reconstruido por Elías, de bendita memoria, en tiempo del rey Acab, cuyas
dimensiones son de aproximadamente tres metros y medio". Los rabinos de los
Siglos XIII y siguientes hacen referencias similares a Elías en relación con el
Monte Carmelo; y es bien conocido que en el Siglo XVIII los judíos solían unirse
a los mahometanos y los cristianos para celebrar la fiesta de ese santo profeta
en la montaña que lleva su nombre, "Jebel Mar Elias".Como hemos visto el lugar
tradicional de la disputa de Elías es aún considerado sagrado por los drusos.
Pero es la Cristiandad la que, a través de sus piadosos peregrinos y sus monjes
carmelitas, ha contribuido principalmente a preservar los recuerdos sagrados del
Monte Carmelo. La mejor posición desde la cual ver la extensa perspectiva la
proporciona la azotea del monasterio carmelita en el extremo noroccidental de la
montaña, y la plataforma de la capilla recientemente erigida por los carmelitas
en su extremidad sudoriental.
WRIGHT, "Early Travels in Palestine" (Londres, 1848); ROBINSON, "Biblical
Researches" (Boston, 1841), III; GUERIN, "Description de la Palestine, etc."
(París, 1876), II; CONDER "Tent Work in Palestine" (Londres, 1889); THOMSON, "The
Land and the Book" (Nueva York, 1882), II; SMITH, "Hist. Geogr. Of the Holy Land"
(Nueva York, 1906).
FRANCIS E. GIGOT
Transcrito por Larisa Vidmar
Traducido por Francisco Vázquez