Epístola de San Judas
EnciCato
El presente tema será tratado bajo los siguientes encabezados:
I. El Autor y la Autenticidad de la Epístola
1. Judas en los Libros del Nuevo Testamento
2. Tradición sobre la Legitimidad y Canonicidad de la Epístola
3. Dificultades que Surgen del Texto
4. La Relación de Judas con la Segunda Epístola de San Pedro
5. Vocabulario y Estilo
II. Análisis de la Epístola
III. Vocación y Objetivo
IV. A Quien Va Dirigida
V. Fecha y Lugar de Composición
I. EL AUTOR Y LA AUTENTICIDAD DE LA EPÍSTOLA
1 Judas en los Libros del Nuevo Testamento
Al principio de la epístola el autor se hace llamar "Judas, el siervo de
Jesucristo y hermano de Santiago". "Siervo de Jesucristo" significa "ministro u
obrero apostólico". "Hermano de Santiago" lo identifica como el hermano de
Santiago kat exochen, quien era bien conocido por los cristianos hebreos
destinatarios de la epístola de San Judas. Este Santiago es identificado como el
obispo de la iglesia de Jerusalén (Hechos 15:13; 21:18), a quien San Pablo llama
"el hermano del Señor" (Gálatas 1:19), también autor de la epístola católica de
Santiago y considerado entre los intérpretes católicos como el Apóstol Santiago
hijo de Alfeo (Santiago el Menor). Esta última manera de identificarlo, sin
embargo, no es evidente, ni parece quedar fuera de toda duda desde un punto de
vista crítico. La mayoría de los comentaristas católicos identifican a Judas con
el "Judas Jacobi" ("Judas, el hermano de Santiago") de Lucas 10:16 y Hechos 1:13
-- también llamado Tadeo (Mateo 10:3; Marcos 3:18) -- refiriéndose la expresión
al hecho de que su hermano Santiago era más conocido que él mismo en la iglesia
primitiva. Este punto de vista queda ampliamente confirmado por el título "el
hermano de Santiago", mediante el cual Judas se designa a sí mismo al principio
de la epístola. Si se comprueba esta identificación, queda claro que Judas, el
autor de la epístola pertenecía a los Doce Apóstoles. Esta opinión es muy
probable. Más allá de esto no encontramos más información con respecto a Judas
en el nuevo testamento, excepto que los "hermanos del Señor", entre quienes
Judas era incluido, eran conocidos por los Gálatas y los Corintios; además que
varios de ellos estaban casados y que no creyeron completamente en Jesucristo
hasta después de la Resurrección (I Corintios 9:5; Gálatas 1:10; Juan 7:3-5;
Hechos 1:14). A partir de un hecho de Hegesipo contado por Eusebio (Hist. eccl.
III, ix, x, xxi) nos enteramos que se decía de Judas que "había sido hermano del
Señor en la sangre", y que dos de sus nietos vivieron durante el reinado de
Traján (sin embargo, vea el artículo Hermanos del Señor en la Enciclopedia
Católica).
2 Tradición sobre la Legitimidad y Canonicidad de la Epístola
La Epístola de Judas es una de las llamadas antilegomena; pero, aunque su
canonicidad ha sido cuestionada por varias iglesias, su autenticidad nunca ha
sido puesta en duda. La brevedad de la epístola, sus coincidencias con la II de
Pedro, y las supuestas citas de libros apócrifos, crearon prejuicios contra esta
carta, los cuales se han superado gradualmente. La historia de su aceptación por
la Iglesia es, en breves palabras, la siguiente:
Existen algunas coincidencias o analogías entre la carta de Judas y los escritos
de los Padres de la Iglesia -- entre Bernabé II, 10 y Judas 3, 4; Clemens
Romanus, Ep. xx, 12; y Judas 25; Ep. ad Polyc., iii 2 y iv, 2; así como Judas
3,20, Mart. Polyc., xx, y Judas 24 y siguientes. Es posible, aunque no seguro,
que los pasajes aquí mencionados fueran aludidos por el texto de Judas. La
similitud entre "Didache" ii, 7 y Judas 22 y siguientes parece no ser
accidental, mientras que en Atenágoras (año 177 D.C. aprox.), "Leg.", xxiv y en
el "Ad Auto." II, xv de Teófilo de Antioquia (m. aprox. 183), hay una clara
referencia a Judas 6 y 13 respectivamente.
La más temprana referencia positiva a la Epístola ocurre en el Fragmento
Muratoriano, "Epistola sane Judae et superscriptae Joannis duae in catholica [scil.
Ecclesia] habentur". La Epístola fue entonces reconocida como canónica y
apostólica (ya que se refiere a Judas el apóstol) en la Iglesia Romana
aproximadamente en el año 170. Al final del segundo siglo, también fue aceptada
como canónica y apostólica por la Iglesia de Alejandría (clemente de Alejandría,
"Paed.", III, viii, seguida por Origen), y por la Iglesia Africana de Cartago.
Al principio de la tercera centuria la Epístola fue aceptada universalmente
excepto por la primitiva Iglesia Siria del Este, donde no se reconoció ninguna
de las epístolas católicas ni el Apocalipsis.
Esta aceptación tan marcada, que representa la voz de la antigua tradición,
testifica la canonicidad y autenticidad de la epístola de Judas. Durante el
tercero y cuarto siglos surgieron en varias iglesias dudas y sospechas basadas
en evidencia interna (especialmente por supuestas citas del Libro de Enoc y la
"Asunción de Moisés"). Sin embargo, el prejuicio creado contra esta carta
deuterocanónica se superó pronto, ya que la epístola fue universalmente aceptada
por la Iglesia Occidental recién iniciado el siglo quinto (vea Canon del Nuevo
Testamento).
En la Iglesia Oriental, Eusebio de Cesárea (260-340) colocó la epístola de san
Judas entre los antilegomena o "libros controvertidos que sin embargo son
conocidos y aceptados por la mayoría" (Hist. eccl., II xxii; III, xxv); Eusebio
incorporó todas las epístolas católicas a las 25 copias de la Biblia en que
escribió para la Iglesia de Constantinopla por mandato de Constantino. San
Atanasio (m. 387) y san Epifanio (m. 403) colocaron la carta de Judas entre los
escritos canónicos y apostólicos. Junilio y Pablo de Nisibis en Constantinopla
(513) la mantuvieron como mediae auctoritatis. Sin embargo, en el siglo sexto la
Iglesia Griega reconoció la carta como canónica.
El reconocimiento de la epístola de san Judas por la Iglesia Siria no es muy
claro. En Siria Occidental no se encuentran rastros de la carta de Judas en el
siglo quinto. En Siria Oriental la versión siria más antigua de la epístola
estaba desprovista del Peshito, pero las versiones Filoxenia (508) y Heracleon
(616) eran aceptadas. Excepto entre los Nestorianos Sirios, no hay rastros de
ninguna contradicción eclesiástica desde el inicio del siglo sexto hasta el
Concilio de Trento, en el cual se definió la canonicidad de los libros
protocanónicos y deuterocanónicos del Nuevo Testamento.
3 Dificultades que Surgen del Texto
El fraseo del verso 17 -- que algunos críticos han tomado como evidencia de que
la epístola fue escrita en el siglo II -- no implica que los destinatarios de la
epístola hubieran recibido anteriormente instrucciones orales de todos los
Apóstoles, ni que Judas mismo no fuera uno de los Apóstoles. El texto ton
apostolon sólo implica que varios de los Apóstoles habían predicho a los
lectores que los "impostores" descritos por el autor atacarían la Fe; no es la
separación temporal, sino la distancia física lo que lleva a Judas a referirse a
los Apóstoles dispersos como un cuerpo. Tampoco se excluye asimismo de este
cuerpo, sólo declara que no era uno de los Apóstoles que hicieron esa profecía.
El autor de la II de San Pedro, quien con frecuencia se clasifica a sí mismo
como uno de los Apóstoles, usa la expresión similar ton apostolon humon (3:2), y
ciertamente ésta no implica que él no fuera uno de los Apóstoles.
Muchos eruditos protestantes han sostenido que los falsos maestros denunciados
por Judas son gnósticos del siglo II. Sin embargo, como bien dice Bigg: "en
realidad esa creencia no se puede sostener" (op. cit. infr.), ya que san Judas
no da detalles sobre los errores denunciados en su pequeña carta, como tampoco
lo hace San Pedro, y no hay bases para relacionar a los falsos maestros con
alguna de las sectas gnósticas que ahora conocemos. No hay nada en las
referencias a falsas doctrinas que nos obligue a buscar en épocas posteriores al
tiempo de los Apóstoles.
El uso de escritos apócrifos, aunque pudiera comprobarse, no es argumento contra
la apostolicidad de la epístola; a lo sumo, sólo podría invalidar su canonicidad
e inspiración. Didymus ("Enarr. in Epist. Judae" en P.G. XXXIX, 1811 sg.),
Clemente de Alejandría (Adumbr. en Ep. Judae) y Origen (De Princ. III, ii, 1)
supusieron que el verso 9, que contiene referencias concernientes al cuerpo de
Moisés, fue tomado de la "Asunción de Moisés", la cual sin duda es anterior a la
Epístola de Judas. Probablemente Judas haya aprendido la historia de esa
contienda por la tradición judía. De todos modos, es evidente que Judas no cita
la "Asunción" como una autoridad escrita, y mucho menos como un libro canónico.
En lo concerniente a la profecía de los versos 14 y siguientes, muchos eruditos
católicos admiten que es una cita abreviada y libre del libro apócrifo de Enoc
I, 1, 9, el cual ya existía un siglo antes de que San Judas escribiera. Pero
nuevamente, San Judas no cita a Enoc como libro canónico. Como comenta Plumptre
(op. cit. infra, 88), no es extraño que Judas use libros no incluidos en el
canon judío del Viejo Testamento "como ilustraciones que dieran sentido y fuerza
a sus consejos. Los falsos maestros contra los cuales escribió se caracterizaban
en gran medida por su gusto por las fábulas judías, y las referencias alusivas a
libros que les eran familiares eran por lo tanto de la naturaleza de un
argumentum ad hominem. Es decir que los combatió con sus propias armas".
Simplemente trata de recordar a los lectores lo que saben. No afirma ni enseña
el origen literario del libro apócrifo, pues no es esa su intención. Simplemente
hace uso del conocimiento general que con lleva, de la misma manera que la
mención de la disputa entre Miguel y el diablo es simplemente una alusión a lo
que se asume que los lectores conocen. Por lo tanto, ninguno de los pasajes
ofrece dificultades en absoluto contra la canonicidad de la epístola o contra la
doctrina católica de la inspiración.
4 La Relación de Judas con la Segunda Epístola de San Pedro
El parecido de pensamiento y lenguaje entre la epístola de San Judas y la II de
San Pedro basta para asegurar que uno de los dos escritores pidió prestado al
otro: la hipótesis de que ambos escritores tomaron prestado de un documento en
común debe descartarse por no tener ningún fundamento. La pregunta sigue en el
aire: ¿cuál de las dos epístolas antecedió a la otra? Tanto la anterioridad de
la II de Pedro como la de la epístola de san Judas han encontrado firmes
defensores, y mucho se ha escrito acerca de esta compleja pregunta. Los
siguientes argumentos, sin embargo, nos guían a la conclusión de que la epístola
de San Judas fue primero:
No es poco común que San Pedro arroje luz sobre los oscuros pasajes de la
epístola de Judas, o que interprete los pasajes más difíciles. En una ocasión,
los pone en forma más corta o usa términos más generales; en otra, aunque en
general aduce los mismos argumentos, agrega uno nuevo u omite otro. Esto muestra
que probablemente San Pedro había leído la Epístola de San Judas. Compare
especialmente el versículo 2:12 de la II de San Pedro con Judas 10.
Esto puede confirmarse no sólo con la comparación entre el versículo 1:17 de la
II de Pedro con Judas 13 -- donde San Pedro redobla la comparación de Judas y le
agrega fuerza, en tanto que la carta de Judas tiene más comparaciones -- sino
también comparando el estilo de ambos, ya que mientras el estilo de Judas
permanece siempre igual, el de Pedro difiere un poco de su forma acostumbrada de
escribir, y las razones de este cambio parecen ser el tema de escritura y la
influencia de la epístola de San Judas.
Finalmente, es más probable que San Pedro haya asimilado en su obra el texto de
la epístola de San Judas que Judas haya incluido en sus escritos sólo una parte
de la epístola de San Pedro. Si Judas escribió después que Pedro y encontró el
mismo estado de cosas, ¿por qué omitió el resto de las preguntas? (Por ejemplo,
las dudas sobre la Parusía). O, ¿por qué habría de dar sólo un resumen de la
epístola de San Pedro para combatir a los mismos herejes, omitiendo por completo
los argumentos más fuertes?
5 Vocabulario y Estilo
El vocabulario de la epístola de San Judas prueba que el autor un judío saturado
del Viejo Testamento y hebraísmos, pero familiarizado con el koine dialektos --
el "dialecto común". Trece palabras que aparecen en la epístola de San Judas no
aparecen en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. Algunas palabras del nuevo
dialecto cristiano aparecen en la epístola de San Judas así como en las
Epístolas Paulinas; sin embargo, no se puede comprobar una afinidad literaria ni
el uso de citas directas. El estilo, aunque algunas veces poético, siempre
revela el tono de autoridad y severidad de un hombre de rango apostólico.
II. ANÁLISIS DE LA EPÍSTOLA
(a) Exordio. Saludo y buenos deseos (versos 1-2), ocasión y propósito de la
carta (3-4).
(b) Primera Parte. Ataca furiosamente a los falsos maestros; describe su vida y
sus errores (5-16). Serán castigados severamente, como es evidente a partir del
severo castigo dado a los israelitas incrédulos en el desierto (5), a los
ángeles malvados (6), y a los habitantes de Sodoma (7). Menciona sus perversas
vidas y enseñanzas (8), y contrasta la modestia del Arcángel Miguel (9) con su
orgullo (10). Profetiza para los herejes el castigo de Caín, Balam y los hijos
de Coré por haber imitado sus errores (11-3). Enoc ya ha profetizado el juicio
de Dios sobre ellos (14-6).
(c) Segunda Parte. Exhorta a los fieles (17-23). Deben recordar las enseñanzas
de los Apóstoles, quienes les habían advertido la llegada de dichos herejes
(17-19). Deben conservar la Fe, mantenerse en el amor de Dios, y esperar la vida
eterna (20-21). Cuál debía ser su comportamiento hacia los cristianos que habían
caído (22-23).
(d) Epílogo. Una hermosa doxología (24-25).
III. OCASIÓN Y OBJETIVO
Ocasión. La ocasión de esta epístola es la diseminación de errores
dogmático-morales entre los cristianos hebreos, seudo doctores "se han
infiltrado" y abusan de la libertad cristiana dándose a la intemperancia; además
de "negar al único soberano y nuestro Señor Jesucristo" (4).
Objetivo. La intención de Judas era prevenir a los lectores, los cristianos
hebreos, contra tales enseñanzas depravadas, y exhortarlos a mantener fielmente
la enseñanza de los Apóstoles.
IV. ¿A QUIÉN VA DIRIGIDA?
La dedicatoria dice así: tois en Theo patri hegapemenois kai lesou Christo
teteremenois kletois (a aquellos amados en Dios Padre, preservados en Cristo
Jesús y llamados). Quienes son los kletoi, o "llamados", queda aclarado por el
contexto. No son todos los cristianos del mundo, sino los de una Iglesia en
particular (versos 3, 4, 17 y 22). Varios comentaristas piensan que la Epístola
de San Judas fue dirigida a las mismas iglesias de Asia Menor a las que San
Pedro escribió su epístola. Según dichos comentaristas, esa opinión debe
conservarse porque en ambas epístolas se condenan los mismos errores, y también
porque Judas (v. 17) parece haber conocido la II de Pedro, y muestra que la
profecía del Príncipe de los Apóstoles ha sido verificada. Sin embargo, ya hemos
probado que el segundo argumento no es válido (ver sección I, 4); en cuanto al
primero, existen dos objeciones:
Los errores condenados en la Epístola de San Judas y en la II de Pedro pueden
haberse diseminado en países fuera de Asia Menor.
Encontramos en la epístola de Judas varias razones para creer que la epístola
fue dirigida, no a los cristianos gentiles de Asia Menor, sino a los cristianos
hebreos de Palestina o de un país vecino.
V. FECHA Y LUGAR DE COMPOSICIÓN
Fecha. Es difícil establecer la fecha exacta en que Judas escribió su epístola.
Pero las doctrinas que ataca, y el relajamiento de la moral o la llamada
antinomismus, parecen indicar el fin de la era Apostólica. Por otro lado, Judas
parece haber escrito antes del año 70; de lo contrario, en los versículos 5-7
habría hablado de la destrucción de Jerusalén. En dichos versículos, San Judas
menciona los diferentes castigos aplicados a los prevaricadores, y por lo tanto
en su exhortación a los cristianos hebreos no podría haber pasado por alto una
calamidad tan terrible. Además, hemos demostrado que la epístola de San Judas
fue escrita antes que la II de Pedro, la cual probablemente fue escrita en el
año 64 (65). Por lo tanto, la de San Judas debe haber sido escrita poco antes
del 64 (65).
Lugar de Composición. Sólo podemos imaginar, pero preferimos la opinión de que
la epístola fue escrita en Palestina, y probablemente en Jerusalén.
A. CAMERLYNCK
Transcrito por Ernie Stefanik
Traducido por Leonardo Molina