Leccionario
EnciCato
(Lectionarium or Legenda).
Leccionario es un término con un significado un tanto vago, utilizado con amplio
grado de latitud por escritores litúrgicos. Hay que tener en cuenta que en la
Edad Media ni la liturgia de la misa ni los divinos oficios recitados por los
monjes y otros eclesiásticos en el coro se hallaban como en los Misales y
Breviarios actuales, completos dentro de un solo volumen. En ambas instancias,
la misa y el oficio, se utilizaban una variedad de libros, obviamente por
conveniencia ya que entonces los libros eran grandes y costosos para reproducir,
y las oraciones que el sacerdote recitaba en el altar debían de contenerse en un
volumen distinto al de las antífonas a cantarse por el coro. La palabra
leccionario, en su sentido amplio, es un termino el cual se puede aplicar
correctamente a cualquier escrito litúrgico que contenga los pasajes a ser
leídos en voz alta durante los servicios de la Iglesia. Dentro de este amplio
significado se incluirían las Sagradas Escrituras continuamente escritas, donde
se marcaban las lecturas como en la “Evangelaria” (a veces también llamada “Textus”),
así como los libros llamados “Plenaria” que contienen combinaciones de Epístolas
y Evangelios como los que se utilizan actualmente en una misa mayor, y aquellas
colecciones de citas de los Padres (Fundadores), o de narraciones históricas
sobre los mártires y otros santos que se leían como lecciones en voz alta en el
oficio divino. El significado más amplio es quizás el menos usual y en la
práctica el termino leccionario es más comúnmente usado para notar una de dos
cosas: (1) el libro que contiene las lecturas cantadas por los diáconos,
subdiáconos o el lector durante la misa; (2) cualquier libro del cual se tomaron
las lecturas a ser leídas en el oficio nocturno, luego de cada nocturna o grupo
de salmos. Referente a esta última práctica, parece haber variado grandemente. A
veces colecciones fueron hechas conteniendo solo las citas a ser usadas por el
coro, como las hallamos en un breviario moderno. A veces un volumen grande de
homilías patrísticas (también conocidas como “sermonarium”) ó hechos históricos
fueron usados, en el que algunos pasajes fueron anotados para utilizarse como
lecciones. Esta última costumbre parece provenir de las cortas reseñas
biográficas de mártires y otros santos, que en el breviario moderno forman las
lecciones de la segunda nocturna. En este contexto, particularmente, la palabra
legenda es de ocurrencia común. El Ponceleto bolandista, esta consecuentemente
inclinado a establecer una distinción entre la “Legenda” y el “Lectionariun”(
ver Analecta Bollandiana, XXIX, 13). La “Legenda”, también llamada
“Passionarium” es una colección de narraciones de variadas extensiones en las
que se narran la vida, martirio, transformación ó milagros de los santos. Esto
usualmente forma un volumen amplio y el orden de las partes de la colección es
comúnmente, pero no necesariamente, aquel en el calendario. Unas cuantas de
estas “Legendæ” provienen de la temprana Edad Media. Pero la gran mayoría de los
aún preservados en nuestras bibliotecas pertenecen a los siglos XI, XII y XIII.
El más antiguo es el “Codex Valseri”, MS. Lat. 3514, de la Real Biblioteca de
Munich, probablemente escrito antes del 700 AD. Cuando estos libros eran
utilizados en el coro durante el oficio, el lector leía pasajes previamente
marcados con marcas consistentemente mostradas en los manuscritos existentes, o
en tiempos anteriores especialmente se leía hasta que el abad o sacerdote que
presidía daba señal de terminar. Sin embargo, a partir del siglo XIII este tipo
de libro raramente se transcribió. Fue remplazado por lo que para conveniente
distinción se le llama “Lectionarium” par excellence, un libro que consistía no
de narraciones completas sino de extractos arreglados según las fiestas y hecho
expresamente para la lectura en el oficio. Se puede añadir que durante el mismo
periodo, el aún más extenso libro litúrgico que familiarmente conocemos como el
Breviario, también comenzó a aparecer. En los primeros siglos los pasajes
bíblicos a ser leídos en la misa, bien sean de los Evangelios, las Epístolas o
el Viejo Testamento, frecuentemente se incluían dentro de un libro
frecuentemente llamado “Comes” o el “Liber Comicus”. Pero no se seguía una
práctica consistente o uniforme ya que por algún tiempo las Epístolas y
Lecciones se leían de un texto continuo equipado con rúbricas indicando los
diferentes días en que se anticipaban las citas. Este es el caso del famoso
“Epistolarium”de San Víctor de Capua del siglo VI. Algunas veces Lecciones,
Epístolas y Evangelios se transcribían en su propio orden dentro de un volumen
como fue el caso del “Liber Comicus” de la Iglesia de Toledo posteriormente
editado por Dom Morin; o del “Lectionnaire de Luxeil” publicado por Mabillon en
su “Liturgia Gallicana”.
BAUDOT, Les Lectionnaires in Science of Religion (Paris, 1907), nos. 463, 464;
SAUER in BUCHBERGER, Kirchliches Handlex., s.v. Lektionar; MORIN, Liber Comicus,
introduction (Maredsous, 1893): and many articles of the same writer in Revue
Bénédictine; PONCELET in Analecta Bollandiana, XXIX (Brussels, 1910), 1-48;
BEISSEL, Entstehung der Perikopen des röm. Messbuches (Freiburg im Br., 1907);
RANKE, Das kirch. Perikopen System (Berlin, 1847); WORDSWORTH AND LITTLEHALES,
Old Service Books of the English Church (London, 1904).
HERBERT THURSTON
Trascrito por Mario Anello
Traducido por Anónimo de Borinquen