JESÚS SIERVO
Puer nobis...
Pero podemos ir más lejos y ver en el término "puer" un sentido
que tiene corrientemente, el de "siervo", sentido tanto más marcado
cuanto que el pronombre "nobis" -"para nosotros"- le da su pleno
significado pascual. Un "siervo" nos ha nacido, ha nacido para
nosotros, para cumplir su función en relación a su Padre, pero al
mismo tiempo en relación a nosotros. Es el esclavo preferido, el Hijo
en quien el Padre "ha puesto todas sus complacencias". La Iglesia
primitiva sentía predilección por la fórmula: "Por vuestro siervo
Jesús", que se encuentra en muchas oraciones. Y naturalmente, los
cuatro "cantos del Siervo de Yahvé" se presentan ante nuestro
espíritu (Tt 3, 4), y no se trata de una relación ficticia. El Nuevo
Testamento ve en el siervo los rasgos de Cristo Jesús. El término
griego "pais", con su doble significado de niño y de siervo, permite
expresar así, en todas sus dimensiones, lo que es Jesús. Es el Hijo,
enviado del Padre, y es también su Siervo que vino a cumplir su
voluntad. Cuando san Mateo, en 3, 17, refiere en el momento del
bautismo de Jesús la intervención de la voz del Padre, nos cita las
siguientes palabras: "Este es mi Hijo amado, en quien me
complazco". Se trata del "pais", el siervo preferido, pero que es al
mismo tiempo el Hijo, enviado del Padre. En los Hechos de los
Apóstoles leemos ya la expresión "Siervo Jesús", típica de los
primeros tiempos cristianos: "El Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Siervo
Jesús.." (Hech 3, 13). Más adelante, en 8, 32-33, el eunuco de la
reina de Etiopía lee Isaías 53, 7, y el apóstol Felipe le explica que
ese Cordero conducido al matadero es precisamente Jesús (Is 42,
1-9; 49, 1-6; 50, 4-11; 52, 13-53).
Este tema del siervo sufriente, tan querido a Isaías, y en el que el
Nuevo Testamento y la Iglesia ven a Cristo, responde a la infidelidad
y a la desobediencia del primer siervo que sería Adán. Porque él
era el preferido, amado por Dios, creado por él según el tipo de su
propia imagen. Infiel, se convirtió, perdiendo la dignidad del siervo
que era, en esclavo: La carta a los Gálatas nos lo recuerda: "Pero,
al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de
mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo
la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (/Ga/04/04-05).
Monseñor Cerfaux, comentando este pasaje, escribe: "De tal
manera está con nosotros que se hace hijo de mujer, en la humildad
de los hombres corrientes, una humildad y una semejanza que irían
hasta el pecado si la dignidad del Hijo de Dios no se opusiera a ello.
Nació en el judaísmo, siervo de la circuncisión (Rm 15, 8). Y así,
pasó su vida mortal observando la Ley. Observándola, la llevaba a
su perfección y a la vez la extinguía. La Ley esperaba esta última
realización para desaparecer". El hombre pecador se ha convertido
en "esclavo del mundo" (Ga 4, 3); es preciso que el mismo Señor
tome la "forma de esclavo" para liberar al hombre de su esclavitud
(Flp 2, 7).
Como se ve, tocamos aquí constantemente el misterio pascual.
Cuando en la oración de la antigua misa de Navidad, la Iglesia pide
ser "liberada de la esclavitud del pecado", piensa en este niño, rey y
siervo, que nació para la obediencia y la muerte, a fin de servir a su
Padre y de cumplir su voluntad. Pero la Cruz, suplicio de esclavos,
será también la exaltación de Cristo y la unificación de toda la
creación.
ADRIEN
NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 2
NAVIDAD Y EPIFANIA
SAL TERRAE SANTANDER 1979.Pág. 36 s