Con esta declaración sobre la renovación de las relaciones del cristianismo con el judaísmo, nos unimos al creciente consenso de los cristianos y cristianas protestantes de Alemania y de muchos otros países. Este consenso ya ha sido documentado en muchas decisiones sinodales y en tres estudios de la Iglesia Evangélica de Alemania (EKD: Evangelische Kirche in Deutschland).
Pero el proceso de clarificación de cuestiones históricas, teológicas y espirituales debe seguir adelante.
Exponemos aquí, como Sínodo de la Iglesia Evangélica Luterana del Norte del Elba (Nordelbische Evangelisch-Lutherische Kirche), los criterios que nos mueven y nos guían:
Reconocemos
Se ha negado y todavía se niega que Jesús fue un judío piadoso.
Los judíos fueron y todavía son acusados de deicidio.
Se enseñó y se sigue enseñando erróneamente que Dios rechazó a Israel como su pueblo.
Como cristianos y cristianas reconocemos:
El antijudaísmo todavía no ha sido erradicado ni entre nosotros ni en otras partes del mundo, y tenemos parte de responsabilidad en ello.
Habiendo adquirido una conciencia más profunda de esto, declaramos que ha
llegado la hora de establecer una nueva relación con el judaísmo. Queremos
orientar nuestro pensamiento y nuestra acción hacia el hecho de que nuestro
anuncio cristiano está ligado desde el principio con el judaísmo. Queremos
hablar de nuestra fe sin desprestigiar a los judíos.
Confesamos
Nosotros, cristianos y cristianas del siglo XXI, tenemos la responsabilidad de
trabajar sobre esta culpa con vistas al futuro. Para esto, debemos
arrepentirnos. Queremos volver atrás y buscar un nuevo camino. Queremos
superar los antiguos esquemas de pensamiento que distorsionan al judaísmo, y
modificar las interpretaciones erradas de los textos bíblicos. La predicación
y la enseñanza cristianas no deben alentar el antisemitismo. Queremos hacer
todo lo posible por afianzar dentro de nuestras comunidades una actitud de
solidaridad hacia los judíos.
Agradecemos
Ratificamos
Damos testimonio del único Dios, creador del cielo y de la tierra, el Dios
de Israel, a quien los cristianos confesamos como Padre de Jesucristo.
Creemos que ese Dios sigue siendo por siempre fiel a la alianza con su
pueblo.
El Antiguo Testamento no ha sido abolido por el Nuevo. Es, como parte del
canon bíblico, la base y la fuente de nuestra fe.
Las plegarias, la liturgia y las festividades de los cristianos tienen sus
raíces, más de lo que se generalmente se reconoce, en la tradición judía, e
inversamente, también tuvieron influencia sobre esta.
Jesús de Nazareth fue judío, y vivió, a pesar de todas las controversias
sobre la verdad, como un judío piadoso. Actuó sobre la base de la tradición
judía, y al mismo tiempo, cuestionó fuertemente algunos de sus aspectos. Sin
este trasfondo de vínculo y contradicción, es imposible entender el mensaje
de Jesús y la fe cristiana.
Los cristianos y los judíos viven por la gracia del Dios único.
Los cristianos y los judíos tienen como tarea vivir y trabajar con justicia
y amor en medio de las naciones en toda la creación.
Tanto los cristianos como los judíos se dirigen hacia la meta de la
historia, cuando Dios será todo en todos. Confiamos en que haya entonces una
comprensión final del camino de Dios hacia su pueblo elegido Israel y hacia
nosotros, los cristianos.
Rechazamos
Apoyamos el encuentro entre cristianos y judíos en la escucha mutua de sus
testimonios de fe, con respeto hacia la alteridad del otro.
Estamos aprendiendo
Para una relación apropiada entre cristianos y judíos, es igualmente necesario
aceptar las diferencias y descubrir las semejanzas.
Concluimos
El Sínodo de la Iglesia Evangélica Luterana del Norte del Elba se propone agregar en el preámbulo de su constitución lo siguiente:
"La Iglesia Evangélica Luterana del Norte del Elba da testimonio de la fidelidad de Dios, que mantiene su alianza con su pueblo Israel. Atendiendo a los mandatos de Dios y en la esperanza del cumplimiento del gobierno de Dios, la Iglesia está vinculada al pueblo de Israel."
Pedimos a nuestras congregaciones, agencias de servicios sociales y otras
instituciones de Hamburgo y Schleswig-Holstein cultivar solícitamente las
relaciones con la comunidad judía y desarrollarlas en una armónica
convivencia.
Pedimos que todas las personas que intervienen en actividades comunitarias,
pedagógicas y de predicación se aseguren de que los textos de la Iglesia no
expresen ni fomenten el antijudaísmo.
Pedimos a las facultades de teología y a los institutos de enseñanza de la
Iglesia, así como a los directivos de la NEK (Nordelbische Evangelisch-
Lutherische Kirche), que se ocupen de que la enseñanza sobre el judaísmo y
las cuestiones del diálogo judeo-cristiano se tengan suficientemente en
cuenta en la eduación teológica y en los exámenes. También pedimos que se dé
mayor apoyo al otorgamiento de becas y prácticas en Israel.
Pedimos a la EKD y a la VELKD (Vereinigte Evangelisch-Lutherische Kirche in
Deutschland) que continúen los fructíferos estudios teológicos de las
últimas décadas.
Exhortamos a todas las congregaciones y grupos, así como a las instituciones
de la NEK encargadas de la educación y el perfeccionamiento, a estudiar
intensamente los temas vinculados al judaísmo y al diálogo judeo-cristiano,
y considerarlo como una tarea permanente.
Para impulsar esto, se necesita un responsable administrativo de tiempo completo para el diálogo judeo-cristiano.
Agradecidos por la profundización de nuestra fe, alabamos a Dios con palabras del Salmo 36: Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo, tu fidelidad, hasta las nubes.
Esta declaración es el resultado del intenso diálogo judeo-cristiano llevado a cabo en la segunda mitad del siglo XX, y forma parte de un nuevo proceso de reflexión que también tiene lugar dentro de la oikoumene cristiana en todo el mundo. El Sínodo de la Iglesia Evangélica Luterana del Norte del Elba es consciente del hecho de que esta declaración se aprueba en una situación en que hay una escalada de violencia en el Medio Oriente y el terrorismo alcanza proporciones devastadoras. El Sínodo convoca a orar por aquellos que están directamente afectados por la guerra y el terrorismo, así como por una solución justa en el conflicto entre israelíes y palestinos.
La declaración se refiere en particular a la relación bíblicamente fundada entre cristianos y judíos. Expresa la esperanza de que promueva el respeto por la fe y la dignidad de todos los seres humanos y una coexistencia pacífica entre todos los pueblos.
Rendsburg, 22 de septiembre de 2001
(Traducción del
inglés : Silvia Kot)
Desde sus comienzos en 1969, el Grupo de Académicos Cristianos (Christian Scholars Group) intentó desarrollar teologías cristianas más adecuadas para la relación de la Iglesia con el judaísmo y el pueblo judío. A lo largo de tres décadas, y bajo diversos patrocinios, miembros de nuestra asociación de biblistas, historiadores y teólogos protestantes y católicos publicaron muchos trabajos sobre las relaciones cristiano-judías.
Nuestra tarea tiene un contexto histórico. Durante la mayor parte de los últimos dos mil años, los cristianos describieron erróneamente a los judíos como infieles y colectivamente responsables de la muerte de Jesús y, por lo tanto, maldecidos por Dios. En coincidencia con muchas declaraciones oficiales cristianas, rechazamos esta acusación por ser históricamente falsa y teológicamente no válida. Insinúa que Dios puede ser infiel a la alianza eterna con el pueblo judío. Reconocemos con vergüenza el sufrimiento que causó al pueblo judío esa descripción distorsionada. Nos arrepentimos de esa enseñanza del desprecio. Nuestro arrepentimiento nos exige construir una nueva enseñanza del respeto. Esta tarea es importante en todo momento, pero la terrible crisis del Medio Oriente y el peligroso resurgimiento del antisemitismo a nivel mundial le confiere una particular urgencia.
Creemos que revisar la enseñanza cristiana sobre el judaísmo y el pueblo judío es una obligación central e ineludible de la teología de nuestro tiempo. Es fundamental que el cristianismo entienda y represente al judaísmo con precisión, no sólo como un hecho de justicia hacia el pueblo judío, sino también por la integridad de la fe cristiana, que no podemos proclamar sin referencia al judaísmo. Por otra parte, como existe entre el cristianismo y el judaísmo un vínculo singular, revitalizar nuestra apreciación de la vida religiosa judía profundizará nuestra fe cristiana. Basamos estas convicciones en la investigación académica actual y en las declaraciones oficiales de muchas Iglesias cristianas en los últimos cincuenta años.
Agradecemos la buena voluntad de muchos judíos para dialogar y estudiar junto con nosotros. Lo celebramos cuando, el 10 de septiembre de 2000, estudiosos judíos patrocinados por el Instituto de Estudios Cristianos y Judíos de Baltimore emitieron una declaración histórica, Dabru Emet: una declaración judía sobre los cristianos y el cristianismo. Ese documento, refrendado por importantes rabinos y académicos judíos, exhortaba a los judíos a reexaminar su comprensión del cristianismo.
Alentados por el trabajo de colegas judíos y cristianos, ofrecemos a la consideración de nuestros hermanos cristianos las siguientes diez declaraciones. Instamos a todos los cristianos y cristianas a reflexionar sobre su fe a la luz de estas declaraciones. Para nosotros, se trata de una obligación sagrada.
Durante siglos, los cristianos reivindicaron que su alianza con Dios superaba o sustituía a la alianza judía. Renunciamos a esa reivindicación. Creemos que Dios no revoca las promesas divinas. Afirmamos que Dios está en alianza tanto con los judíos como con los cristianos. Trágicamente, la teología de la sustitución está profundamente arraigada y sigue influyendo en la fe, la práctica y la liturgia cristianas, aun cuando fue repudiada por muchas Iglesias cristianas, y muchos cristianos han dejado de aceptarla. Nuestro reconocimiento de la validez permanente del judaísmo tiene implicancias para todos los aspectos de la vida cristiana.
Los cristianos rinden culto al Dios de Israel en y a través de Jesucristo. Sin embargo, durante siglos la teología de la sustitución llevó a los cristianos a referirse a Jesús como un opositor al judaísmo. Eso es históricamente incorrecto. El culto, la ética y la práctica del judaísmo moldearon la vida y las enseñanzas de Jesús. Las escrituras de su pueblo lo inspiraron y lo nutrieron. La enseñanza y la prédica cristianas de hoy deben mostrar que la vida terrenal de Jesús forma parte de la continua búsqueda judía de vivir la alianza de Dios en la vida cotidiana.
Aunque en la actualidad conocemos al cristianismo y al judaísmo como religiones separadas, durante muchas décadas posteriores al ministerio y la resurrección de Jesús, lo que llegó a ser luego la Iglesia fue un movimiento dentro de la comunidad judía. La destrucción del Templo de Jerusalén por los ejércitos romanos en el año 70 del primer siglo, produjo una crisis en el pueblo judío. Varios grupos, entre ellos el cristianismo y el primer judaísmo rabínico, competían por el liderazgo de la comunidad judía, reivindicándose como los verdaderos herederos del Israel bíblico. Los evangelios reflejan esa rivalidad, en la cual los contendientes intercambiaban diversas acusaciones. Los cargos cristianos de hipocresía y legalismo desfiguran al judaísmo, y constituyen un fundamento indigno para la autocomprensión cristiana.
Muchos cristianos identifican erróneamente al judaísmo con el Israel bíblico. Pero el judaísmo, al igual que el cristianismo, ha desarrollado nuevas modalidades de creencia y práctica en los siglos que siguieron a la destrucción del Templo. La tradición rabínica dio un nuevo énfasis y una nueva interpretación a prácticas existentes, como el rezo comunitario, el estudio de la Torah, y las acciones de caridad. Así los judíos pudieron vivir la alianza en un mundo sin Templo. A través del tiempo desarrollaron un extenso cuerpo de literatura interpretativa que sigue enriqueciendo la vida judía, su fe y su autocomprensión. Los cristianos no pueden entender acabadamente al judaísmo separado de su desarrollo post-bíblico, que puede también hacer progresar y enriquecer la fe cristiana.
En el proceso de estudiar juntos la Biblia, algunos judíos y cristianos están descubriendo en la actualidad nuevas formas de lectura que permiten una apreciación más profunda de ambas tradiciones. Aunque las dos comunidades se nutren de los mismos textos bíblicos del antiguo Israel, han desarrollado diferentes tradiciones de interpretación. Los cristianos miran esos textos a través de la lente del Nuevo Testamento, mientras que los judíos entienden esas escrituras a través de las tradiciones del comentario rabínico.
Llamar a la primera parte de la Biblia Cristiana “Antiguo Testamento” puede sugerir erróneamente que esos textos están obsoletos. Algunas expresiones alternativas como “Biblia Hebrea”, “Primer Testamento” o “Testamento compartido”, aunque también son algo problemáticas, pueden expresar mejor la nueva apreciación de la Iglesia sobre la fuerza que siguen teniendo esas escrituras para los judíos y para los cristianos.
Los cristianos encuentran el poder salvífico de Dios en la persona de Jesucristo, y creen que ese poder es ofrecido en él a todas las personas. Por eso, durante siglos, los cristianos han enseñado que sólo a través de Jesucristo se alcanza la salvación. Al darse cuenta recientemente de que la alianza de Dios con el pueblo judío es eterna, los cristianos pueden reconocer ahora en la tradición judía el poder redentor de Dios en acción. Si los judíos, que no comparten nuestra fe en Cristo, se encuentran en una alianza salvífica con Dios, entonces los cristianos necesitan nuevas formas de entender el significado universal de Cristo.
Dada nuestra convicción de que los judíos tienen una alianza eterna con Dios, renunciamos a cualquier intento de misión para convertir a los judíos. Al mismo tiempo, celebramos toda oportunidad en que judíos y cristianos puedan dar testimonio sobre sus respectivas experiencias de los caminos salvíficos de Dios. Nadie puede legítimamente asegurar que posee el conocimiento de Dios en forma completa o exclusiva.
El Nuevo Testamento contiene pasajes que a menudo han generado actitudes negativas hacia los judíos y el judaísmo. El uso de esos textos en la liturgia aumenta la probabilidad de hostilidad hacia los judíos. La teología antijudía cristiana también influyó en la liturgia en formas que denigran al judaísmo y fomentan el desprecio hacia los judíos. Exhortamos a los dirigentes eclesiales a revisar las lecturas públicas de la escritura, las oraciones, la estructura de los leccionarios, las prédicas y los cantos, para eliminar de ellos toda imagen distorsionada del judaísmo. Una reforma de la vida litúrgica cristiana expresará una nueva relación con los judíos, y de ese modo honrará a Dios.
La tierra de Israel ha tenido siempre un significado central para el pueblo judío. Sin embargo, la teología cristiana acusó a los judíos de haberse condenado a sí mismos a no tener un hogar por haber rechazado al Mesías de Dios. Esa actitud excluía toda posibilidad de que los cristianos entendieran el apego de los judíos a la tierra de Israel. Los teólogos cristianos no pueden seguir eludiendo este tema crucial, especialmente a la luz del complejo y persistente conflicto sobre esa tierra. Reconociendo que tanto los israelíes como los palestinos tienen derecho a vivir en paz y seguridad en una patria propia, exhortamos a realizar todos los esfuerzos que contribuyan a una paz justa entre todos los pueblos de la región.
Durante casi un siglo, judíos y cristianos de los Estados Unidos han trabajado juntos en importantes cuestiones sociales, tales como los derechos de los trabajadores y los derechos civiles. A medida que se intensifican en nuestro tiempo la violencia y el terrorismo, debemos reforzar nuestros esfuerzos comunes en la tarea de justicia y paz a la que nos convocan tanto los profetas de Israel como Jesús. Estos esfuerzos comunes de judíos y cristianos ofrecen una imagen de solidaridad humana y proporcionan modelos de colaboración con las personas de otras tradiciones religiosas.
Dr. Norman Beck Poehlmann Professor of Biblical Theology and Classical Languages Texas Lutheran University Seguin, Texas |
Dr. Mary C. Boys, SNJM Skinner & McAlpin Professor of Practical Theology Union Theological Seminary New York City, New York |
Dr. Rosann Catalano Roman Catholic Staff Scholar Institute for Christian & Jewish Studies Baltimore, Maryland |
Dr. Philip A. Cunningham Executive Director Center for Christian-Jewish Learning Boston College Chestnut Hill, Massachusetts |
Dr. Celia Deutsch, NDS Adj. Assoc. Prof. of Religion Barnard College/Columbia University New York City, New York |
Dr. Alice L. Eckardt Professor emerita of Religion Studies Lehigh University Bethlehem, Pennsylvania |
Dr. Eugene J. Fisher U.S. Conference of Catholic Bishops’ Committee for Ecumenical and Interreligious Relations Washington, D. C. |
Dr. Eva Fleischner Montclair [NJ] State University (emerita) Claremont, California |
Dr. Deirdre Good General Theological Seminary of the Episcopal Church New York City, New York |
Dr. Walter Harrelson Distinguished Professor emeritus of Hebrew Bible Vanderbilt University Nashville, Tennessee |
Rev. Michael McGarry, CSP Tantur Ecumenical Institute Jerusalem |
Dr. John C. Merkle Professor of Theology College of St. Benedict St. Joseph, Minnesota |
Dr. John T. Pawlikowski, OSM Professor of Social Ethics Director, Catholic-Jewish Studies Program Catholic Theological Union Chicago |
Dr. Peter A. Pettit Institute for Christian-Jewish Understanding Muhlenberg College Allentown, Pennsylvania |
Dr. Peter C. Phan The Warren-Blanding Professor of Religion and Culture The Catholic University of America Washington, D.C. |
Dr. Jean-Pierre Ruiz Associate Professor and Chair Dept. of Theology and Religious Studies St. John's University, New York |
Dr. Franklin Sherman Associate for Interfaith Relations Evangelical Lutheran Church in America Allentown, Pennsylvania |
Dr. Joann Spillman Professor and Chair Dept. of Theology and Religious Studies Rockhurst University Kansas City, Missouri |
Dr. John T. Townsend Visiting Lecturer on Jewish Studies Harvard Divinity School Cambridge, Massachusetts |
Dr. Joseph Tyson Professor emeritus of Religious Studies Southern Methodist University Dallas, Texas |
Dr. Clark M. Williamson Indiana Professor of Christian Thought emeritus Christian Theological Seminary Indianapolis, Indiana |
Los instituciones son mencionadas sólo para identificar a los firmantes del documento. |
(Traducción del inglés: Silvia Kot)