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Para
el nazifascismo, lo fundamental es la raza. Los intereses del
individuo deben de estar subordinados a los intereses de la raza
privilegiada, o del estado nación que la encarna. Los individuos de
otras razas o naciones son considerados inferiores.
Para
el comunismo, lo fundamental es la clase. Los intereses de los
individuos deben de estar subordinados a los intereses de la clase
(supuestamente) privilegiada, el proletariado, y del estado que la
encarna en la “dictadura del proletariado.”
Esta dictadura (supuestamente breve) debe destruir a toda una
clase social, la burguesía. Para conseguirlo sus integrantes deben de
ser privados de todo tipo
de derechos.
Tanto
el fascismo como el comunismo son colectivistas
porque ponen los intereses de un grupo determinado por encima de los
intereses individuales.
Sólo el liberalismo es individualista porque plantea la primacía de los derechos del individuo, independientemente de raza, sexo o nacionalidad. Es por eso que el respeto a los derechos humanos es parte esencial de las ideas liberales. El respeto a los derechos del individuo es el respeto a su libertad. Y garantizar la libertad de todos conduce necesariamente al imperio de la ley y el estado de derecho.