Cristiano (Vida del)
"Si me preguntan, ¿cómo
han de ser los cristianos? Respondo que deben vivir como discípulos de
Jesucristo, practicando lo que El hizo y lo que enseñó. (S. Basilio, Reg. 80, sent.
56, Tric. T. 3, p. 199.)"
"¿Cuál es la
obligación particular del cristiano? La de velar todos los días y todas las
horas sobre sí mismo, y caminar siempre a la perfección que Dios le pide,
por agradarle, sabiendo que vendrá el Señor en la hora que menos le espere. (S. Basilio, Reg. 80, sent. 59, Trie. T. 3, p.
200.)"
"La perfecta
renunciación que debe hacer el cristiano consiste en desnudarse de todas las
pasiones, aun del apego a la vida, de suerte, que tengamos, como el Apóstol,
una respuesta de muerte que nos quite toda la confianza en nosotros mismos.
Esta renuncia debe empezar por la enajenación de todas las cosas exteriores,
como son los bienes, la gloria vana, las costumbres inveteradas, y la afición
a las cosas inútiles. (S. Basilio, Interrog. 8, sent.
60, Tric. T. 3, p. 200.)"
" Todo el discurso de la vida cristiana debe ser
constante y uniforme, no teniendo sino un solo fin, que es la gloria de Dios.
(S. Basilio, Interrog. 20, resp. sent. 61, Tric. T.
3, p. 200.)"
"Los
cristianos deben desterrar aquellos remedios que piden demasiadas diligencias,
y nos precisan a ocupar todo el tiempo en curar el cuerpo; y si acuden a la
medicina, deben hacerlo sin poner en ella la confianza, no atribuyendo la
causa de la buena o mala salud; y usando solamente de los saludables remedios
que dicta la Medicina, debemos referir todo buen éxito a la gloria de Dios.
(S. Basilio, Interrog. 55, resp. sent. 64, Tric. T.
3, p. 201.)"
"Toda
palabra que no se refiere a Dios es ociosa: y las vanas conversaciones son tan
peligrosas, que aun cuando nada se diga que sea malo, o que por su naturaleza
no sea bueno, si no se refiere y sirve para la edificación de la fe, no están
libres de riesgo: porque sólo por no ser de edificación contristan al Espíritu
Santo. Esto es lo que nos enseña el Apóstol, cuando dice: Ninguna mala
palabra salga de vuestra boca; no salgan sino las buenas y edificantes, para
inspirar la piedad a los que las escuchan; y después añade: No contristéis
al Espíritu Santo, con el que estáis marcados como con un sello. (S. Basilio, in regul. breviorib. interrog. 23, sent.
68, Tric. T. 3, p. 202.)"
"Después
que el Señor dijo de sí mismo: Yo no vine a hacer mi voluntad, sino
solamente la de mi Padre; es muy peligroso hacer su propia voluntad, aun en
las cosas menores. Por esto decía David; Yo he jurado y resuelto seguir los
juicios de vuestra justicia, no los de la mía; esto es, los movimientos de mi
propia voluntad. (S. Basilio, Interrog. 137, resp. sent. 69, Tric.
T. 3, p. 202.)"
"Si los que no han hecho más mal que callar
cuando debieran reprender a los pecadores son reos de su sangre y de su
perdición, ¿qué diremos de los que le han dado motivo de escándalo con sus
acciones y palabras? (S. Basilio, Interrog.
261, sent. 73, Tric. T. 3, p. 203.)"
"¿Cómo deben ser los cristianos? Como discípulos
de Jesucristo que procuran conformar su vida, según lo que ven en El, y lo
que les dice. Como ovejas de Jesucristo que oyen la voz de su Pastor, y le
siguen. Como sarmientos, cuya raíz es Cristo, que fructifican por El, y no
tienen, ni hacen cosa que no sea digna del Señor, y conforme a su voluntad.
Santos y puros como templos de Dios, solamente ocupados con lo que pertenece
al culto divino. Como hijos de Dios, formados a su imagen, según la medida
que ha dado a los hombres. (S. Basilio, Reg. 80.2, sent.
12, adié. Trie. T.
3, p.
382.)"
"¿Cuál debe ser la
propiedad de los cristianos? Amarse unos a otros con una caridad semejante al
amor con que Jesucristo nos amó. (S. Basilio, ibidem, sent. 13, adié. Trie. T. 3, p. 383.)"
"La locución
sencilla y no afectada me parece a mí decente, y cual conviene a la profesión
del hombre cristiano, al que pertenece escribir para la pública utilidad, y
no para hacer ostentación. (S. Basilio, Ep. 167, senl. 16, adié. Trie. T. 3, p. 384.)"
"Entre los
cristianos, cada uno es la ley y regla de la amistad que se deben entre sí;
pues cada uno no tiene que aspirar a otra cosa que a procurar para el prójimo
el bien que se desea a sí mismo. (S. Grog. Nacianceno, Oral. 3,'sent. 9, Trie. T. 3, p.
355.)"
"En cuanto a los cristianos, lodo es entre ellos espiritual: las acciones, los movimientos, la voluntad, las palabras, los pasos, el vestido, y hasta el más leve movimiento de los ojos; porque su razón debe extenderse a todo cuanto les pertenece, para formar y arreglar lodo el hombre, que es según Dios: asimismo el modo de celebrar sus fiestas, y recrear sus espíritus, debe ser también espiritual. Porque no se debe imaginar que yo quiera privar al cristiano de toda diversión y descanso del espíritu, sino que pretendo cortar los excesos y el furor. Si celebramos de esta suerte las fiestas de los Mártires, os prometo una cosa grande en nuestras concurrencias; es, a saber, que recibiremos algún día el mismo premio y la misma gloria. (S. Gregorio Nacían., Orat. 6, sent. 14, Tric. T. 3, p. 354.)
"Dejemos los festines y los bailes para las pompas y fiestas de los paganos; pero si es permitido, a los que adoramos al Verbo Divino, tomar algún placer, debe ser del gusto del mismo Divino Verbo; como es, alegrarnos con la ley de Dios, y con las lecturas convenientes a las fiestas que celebramos. (S. Gregorio, Orat. 38, sent. 45, Tric. T. 3, p. 359.)" "Las cosas que son buenas pierden la gracia de la bondad si no se tratan bien. (S. Gregorio Nacianceno, Orat. 33, sent. 5, adic. Tric T 3, p. 394.)"
"Tened cuidado con
que ninguno os robe el tesoro que os estaba destinado, y no permitáis que nadie
os prevenga en el cuidado de hacer bien a vuestro prójimo. Abrazad como una
grande ventaja la ocasión de consolar al afligido; asistid al enfermo con tanto
cuidado, como si importara a la salud de toda vuestra familia; aunque se debe
asistir a todos los que son pobres, no hay duda que merecen la principal
consideración los que están enfermos, porque estos padecen doble mal; es, a
saber, la enfermedad y la pobreza. (S. Grego. de Nisa, sent. 21, Tric. T. 4, p.
117.)"
"Si somos del que nos
rescató, sigámosle de todos modos, de suerte, que ya no vivamos para nosotros,
sino para el que nos redimió con su sangre; porque ya no somos dueños de
nosotros mismos, sino que, pues el Señor es el que nos ha rescatado, ya estamos
en todo rigor de justicia sujetos a su dominio; de suerte, que en adelante su
voluntad debe ser la ley y la regla de nuestra vida. (S. Gregorio de Nisa, de
perfect. Chrisli fer.,- sent. 35, Tric. T. 4, p. 120.)"
"La perfección del
cristiano consiste en adelantar sin detenerse, sabiendo que la perfección no
tiene límites. (S.
Greg. de Nisa, ibid., sent. 36, Tric. ibid., ibid.)"
"¿Cuál es el tiempo
de buscar a Dios? En pocas palabras te responderé: Toda la vida. (S. Greg. de
Nisa, In Eccles. H. 2, sent. o, adic. Tric. T. 4, p. 358.)"
"El que tiene por su
porción a Dios, no debe tener otro cuidado que el de aplicarse a él, y todo
cuanto se emplea en otra cosa es un robo que se hace al servicio y culto que se
le debe. (S. Ambrosio, de fug. sccul., c. 2, sent. 24, Tric. T. 4, p. 318.)"
"Señor,
me acordé de vuestro nombre durante la noche, y guardé vuestra ley. De día y
de noche se ha de invocar este santo nombre. Si para dar más tiempo al estudio
de las ciencias humanas, se quitan muchas veces las horas al sueño, ¿cuánto
mayor cuidado se debe tener de no dormir sino lo preciso para las necesidades
del cuerpo, cuando queremos aplicarnos al conocimientos de las cosas de Dios?
Todas las noches bañaba David su lecho con sus lágrimas, y también se
levantaba a media noche para rogar a Dios; ¿cómo a vista de este ejemplar podréis
abandonaros al sueño las noches enteras¿ Debierais recurrir a Dios, invocar su
asistencia, y tomar las precauciones posibles para guardaros de la culpa, en
aquel tiempo en que las tinieblas
"¡Qué pocos hay
sobre la tierra que puedan decir: El Señor es mi porción! Qué pocos son los
que distantes de todos los vicios, nada tienen común con el mundo, ni quieren
participar de él, por no estar poseídos de alguna concupiscencia hacia las
cosas corporales, ni verse abrasados de las llamas de la impureza, ni tocados de
la avaricia, ni abandonados a los excesos, ni arrebatados de la ambición, ni roídos
de la envidia, ni ocupados en el cuidado de los negocios seculares, y, por último,
que vivan como que sólo nacieron para Dios, y no para sí mismos. (S. Ambrosio, in Psalm. 1
18, sent. 61, Tric. T. 4, p. 325.)"
"Tuyo soy: esta palabra es fácil de decir, y aun parece una expresión común; pero a muy pocos les viene bien: apenas se halla quien pueda decir con verdad a Dios: Tuyo soy, pues para esto es necesario estar unidos con El por todo cuanto hay en nosotros, y no pensar sino en El sólo. (S. Ambrosio, in Psalm. 1 18, sent. 64, Tric. T. 4, p. 325.)"
"Nada le hace al
cristiano tan recomendable como la misericordia con los pobres. (S. Ambrosio, de
Officiis, c. 11, sent. 120, Tric. T. 3, p. 355.)"
"En las
conversaciones privadas no hemos de disputar con porfía, porque esto, más
sirve para excitar cuestiones vanas que para que resulte alguna utilidad
verdadera. Es preciso, pues, que sean nuestros disgustos sin cólera, nuestra
benignidad sin amargura, nuestras advertencias sin aspereza, y nuestras
exhortaciones sin dar a nadie que sentir. (S. Ambrosio, de Officiis, c. 22, sent.
124,
Tric. T. 4, p. 339.)"
"Ponme por sello
sobre tu corazón, y como sello en tu brazo. Es Cristo sello en el corazón y lo
es en la frente. Es sello en la frente para que siempre le confesemos; lo es en
el corazón, para que siempre le amemos; y lo es en el brazo, para que siempre
obremos. Resplandezca, pues, su imagen en nuestra confesión; luzca en la santa
lección, y brille en todas nuestras obras; para que si es posible, se vea
expresada en nosotros toda la figura de Jesucristo. (S. Ambrosio, de Isac., lib. 1, c. 8, sent. 13, adic. Tric. T. 4, p. 396 y 399.)"
"No os divertáis en
considerar el mal que otros hacen, pensad solamente en el bien que debéis
hacer. (S. Jerónimo,
Ep. ad Rust. 125, sent. 12, Tric. t. 5, p. 240.)"
"Sois cristiano para imitar a Jesucristo y cumplir con vuestras acciones sus leyes. (S. Juan Crisóst., Homil. 39, Orat. 6, sent. 31, Tric. T. 6, p. 306.)"
"Una alma sola que hayamos ganado a Jesucristo,
puede borrar en nosotros una infinidad de pecados, y ser la causa de la
redención de nuestra alma. (S. Juan
Crisóst., ibid., sent. 32, Tric. ibid., ibid.)"
"Decís que trabajáis mucho todos los días: no
es del caso saber que hacéis alguna cosa, sino si ejecutáis lo que se debe.
(S. Juan Crisóst., Homil. 36, sent. 57, Tric. T. 6, p. 310.)"
"No debemos pasar día
alguno de nuestra vida, si fuere posible, sin haber conseguido algún provecho
espiritual, o por medio de la oración o con la confesión de nuestras faltas,
o con la limosna, o con algunas otras acciones de piedad que practiquemos. (S.
Juan Crisóst., Homl. 11, c. 2, in Genes., sent. 91, Tric. t. 6, p.
316.)"
"Bienaventurado aquel
que haya hecho y enseñado. La doctrina de las obras es mucho más sincera y
segura que la de las palabras. (S. Juan Crisóst., Homl. 13, ibid., sent. 92, Tric.
ibid., ibid.)"
"Obremos en todo con
gran pureza de corazón; porque de esta fuente dimanan todos los bienes. No
mira el Señor a nuestras acciones, sino al espíritu con que las hacemos: y
según nuestra disposición interior, aprueba o reprueba lo que ejecutamos.
Bien sea, pues, que oremos, que ayunemos, que demos limosna, o que
practiquemos cualquiera otra obra espiritual, obremos siempre con pureza de
intención para conseguir el premio de nuestro trabajo. (S. Juan Crisóst., Homl.
27, sent. 97, Tric. T. 6, p. 317.)"
"El que pudiere
impedir que una persona agravie a otra, y no lo hace, no es menos culpable que
la que ofende. (S. Juan Crisóst., Homil. 32, sent. 101, Tric. T. 6, p. 31 S.)"
"Aquél que se gloría,
sólo en el Señor se gloríe. En tudas nuestras obras no debemos atribuirnos
méritos algunos; pues solamente el pecado es el que tenemos propio. (S.
.Juan Crisóst., in Psalm. 142,-sent. 145, Tric. T. 6, p. 326.)"
"Conservad en vuestro
entendimiento como una verdad inmutable, como una regla cierta, y como una ley
constante, que es imposible que un hombre que pone todo el cuidado y
diligencia posible para conseguir su salvación, y que nada omite de todo
cuanto está de su parte para cumplir su obligación, es imposible, digo, que
abandone el auxilio de Dios a un hombre de estas disposiciones. (S. Juan Crisóst., Serm. 1,
in Jerem., sent. 162, Tric. T. 6, p. 331.)"
"Si alguno viniese de
un país tan distante que jamás hubiese oído hablar de nosotros, y sabiendo
aquí cual es la Ley de Jesucristo, viese el desorden con que viven los
cristianos, no dudo que nos tendrá por
"No hemos venido a
este mundo, ni vivimos en él para comer y beber, antes bien, comemos y
bebemos para poder vivir. (S. Juan Crisóst., de Lázaro. Conc. I, n. 8, sent. 191,
Tric. T. 6, p. 337.)"
"Es cosa indigna del
verdadero cristiano, abandonarse a los chistes y a las chanzas indecentes. Las
carcajadas de risa, rompen los lazos de la templanza, destruyen la cristiana
gravedad, denotan el olvido del temor de Dios, y la poca aprensión de las
penas eternas: la risa prepara el camino a la impureza; las chanzas son señales
de intemperancia; las bufonadas nos llevan a la relajación y a las
disoluciones, y nos grangean el desprecio. Por esto el Apóstol ordena a los
de Efeso: Que no se oigan entre ellos palabras libres ni bufonadas, porque no
convienen a su vocación, sino solamente palabras de acción de gracias. (S. Juan Crisóst.,
Religionem facctiis uti non deberé, in Sp., sent. 251, Tric. T. 6, p.
352.)"
"¿Veis
estos vasos sagrados? ¿No es verdad que sólo para un uso están destinados?
¿Habrá alguno tan atrevido que use de ellos para otra cosa, que para los
sagrados misterios? Advierta el cristiano que el es más santo y mucho más
santo que eslos sagrados vasos. ¿Por qué, pues, os profanáis y os mancháis
con (anta facilidad?
"No busque el
cristiano descanso en esta vida, ni pretenda gozar en ella una segura
tranquilidad. (S.
Juan Crisóst., Homl. 9, cap. 3, ad Timot., sent. 372, Tric. T. 6, p.
381.)"
"La primera virtud
del cristiano y la que comprende todas las demás, es vivir como caminante y
extranjero en la tierra: no lomar parte en las cosas y asuntos del mundo;
mirarlas todas sin apego, como que están fuera y separadas de nosotros. (S. Juan Crisóst., Homl.
24, ad Hebr., sent. 386, Tric. T. 6, p. 384.)"
"¿Qué haremos
para salvarnos? Empecemos por arreglar nuestra vida según las leyes de la
virtud, mientras tenemos tiempo. Hagamos entre nosotros una distribución de
virtudes, como se hace la de los campos a un labrador. Dispongamos vencer en
este mes la ira y el furor: impongámonos esta ley, y digamos, hoy hemos de
ejecutar esta acción buena; aprendamos este mes a ser sufridos, y después
pasaremos a conseguir esta virtud, y en adquiriendo hábito iremos a otra: haciendo lo que practicamos en las ciencias; en las
cuales, sin olvidar las aprendidas se pasa de unas a otras sucesivamente. (S. Juan Cri-sóst., Homl. 24, al Hebr., sent. 387,
Tric. ibid., ibid.)"
"Todo nos parece difícil, porque no recurrimos
a Dios como debiéramos, y no le tenemos siempre presente en nuestro
pensamiento. (S. Juan Crisóst., Homl. 25, ad
Hebr., sent. 388, Tric. ¡bid., ibid.)"
"No debemos poner nuestra alegría en las cosas
exteriores, sino en nosotros mismos. (S. Agustín, Psalm.
54, sent. 72, Tric. T. 7, p.
461.)"
"Si sois buenos sólo tendréis por enemigos a
los malos. (S. Agust., ibid., sent. 73,
Tric. ibid., ibid.)"
"Haced lo bueno con alegría, y lo haréis bien;
pero si lo ejecutáis con tristeza, se dirá propiamente hablando, que padecéis,
no que hacéis. (S. Agust., Psalm. 91, sent.
138, Tric. T. 7, p. 467.)"
"Cada uno se sacrifique y se ofrezca a Dios: ríndase
a Dios, que esto es lo que se le pide, y lo que se le debe. Es necesario dar
al Cesar su imagen, y también es preciso volver a Dios su imagen. (S. Agust., Psalm. 116, sent., 155,
Tric. T. 7, p. 468.)"
"Conoce, cristiano, tu dignidad, y pues te ves
elevado al consorcio de la Divina Naturaleza, no quieras con indigna
conversación volver a la vileza antigua: ten presente a que cabeza y a qué
cuerpo perteneces como miembro; no te olvides de que sacándote del poder de
las tinieblas, te han trasladado a la luz y al Reino de Dios. Quedaste hecho
templo del Espíritu Santo por medio del Bautismo: no auyentes con tus
perversas acciones un tan grande Habitador, para sujetarle de nuevo a la
esclavitud del demonio. Advierte, que la sangre de Jesucristo es la sangre que
costaste, y que le ha de juzgar con verdad el que te redimió con
misericordia, el que por los siglos de los siglos vive y reina con el Padre y
el Espíritu Santo. (S. León, Papa, Serm. 21, c.
2,
sent.
14, Tric. T. 8, p. 385 y
386.)"
"No debemos celebrar el día del Nacimiento del
Señor con alegría tibia y carnal; celebraremos dignamente esta festividad si
cada uno de nosotros se acuerda de que cuerpo somos miembros, que cabeza es la
que nos anima para que no desdiga una monstruosa conjunción, en tan sagrada
estructura. (S. León, Papa, ibid., c. 5,
sent. 15, Tric. ibid., p. 386.)"
"Prorrumpan
con exaltación en divinas alabanzas los corazones de los creyentes, y
confiesen sus maravillas los hijos de los hombres; porque en esto más que en
todo conoce nuestra bajeza en cuanto la estima su Criador; pues habiendo dado
mucho a nuestro primer origen, haciéndonos a su imagen, mucho más es lo que
nos da a nuestra reparación, como el mismo Señor se abate a tomar la forma
de siervo. (S. León, Papa., Serm. 24, c. 2, sent. 16, Tric. ibid.,
ibid.)"
"Aquel afecto, hermanos míos, que excluye al
amor terreno, se corrobora con la frecuencia de las buenas obras; pues es
necesario que la conciencia se deleite con las buenas acciones, y haga con
gusto lo que se alegraría haber ejecutado. Se abraza, pues, el ayuno, se
multiplica la limosna, se guarda la justicia, se frecuenta la oración; y
suceda, que el deseo de cada uno sea una misma súplica en todos. El trabajo
sustenta la paciencia: la mansedumbre apaga la ira: la benevolencia pisa las
envidias; las concupiscencias impuras se matan con los santos deseos; la
liberalidad excluye la avaricia; y las riquezas se hacen instrumento de las
virtudes. (S. León, Papa, Salm. 90, c. 4, sent. 71, Tric. T. S,
p. 401.)"
"Conozca el hombre la dignidad de su ser, y en
tienda que está hecho a imagen y semejanza de su Criador: no se asuste tanto
con las miserias en que cayó por aquel grandísimo y común pecado, que no
aspire a la misericordia de su Redentor; pues este dice: Sed santos, supuesto
que Yo soy Santo; esto es, amadme, y absteneos de lo que me desagrada. Haced
lo que Yo y absteneos de lo que me desagrada. Haced lo que Yo quiero, y quered
lo que Yo hago; cuando os parezca difícil lo que mando, acudid al que os lo
manda, para que de donde salió el precepto os venga el auxilio; no negaré el
socorro. Yo que di la voluntad. (S. León Papa, Serm. 94, c.
2, sent. 76, Tric. T. 8, p. 402.)"
"De tal modo debemos transformar en nosotros las
cosas buenas que leemos, que al mismo tiempo que agradan al espíritu,
conformemos a ellas nuestra vida con nuestra acciones. (S. Gregorio el Grande,
lih. !, Mor. Expos. in Job., sent. 2, Tric. T. 9, p. 231.)"
"Sed tales, cuales deseáis parecer a los otros.
Vuestro vestido y vuestro porte dan a entender vuestra profesión; no os deis
en espectáculo; no deis lugar a que hablen mal de vosotros; huid de los
malos; evitad las concurrencias que no son buenas; buscad la compañía de las
gentes honradas; desead su útil y santa sociedad; trabad estrecha amistad con
las personas de santa vida; más vale sufrir el odio de los malos que perderse
por enlaces funestos a la virtud. (S.
Anselmo, Exhort., ad contemptum temporalium, sent. 20, Tric. T. 9, p.
344.)"
"Sed
irreprensibles en vuestras palabras, y útiles en vuestras conversaciones,
para que los que escuchan puedan sacar el fruto y la
"Hablad poco; el que
habla mucho no puede menos de caer en alguna falta; el hombre que habla
demasiado no tiene juicio; el prudente dice mucho en pocas palabras; es una
locura perder el tiempo en el flujo de unas palabras que todos se cansan de
oirías; la verdadera ciencia abrevia el discurso y es muy avara de palabras;
el ignorante hace mucho ruido para no decir cosa alguna que sea sensata: la
voz, del imprudente se pierde en una multitud de discursos que manifiestan el
extravío de su entendimiento; arreglad siempre cuanto sale de vuestra boca;
medid vuestras palabras; jamás pisen vuestras conversaciones los términos de
la equidad y de la decencia que siempre deben arreglar su medida, y balancear
su peso. (S.
Anselmo, ihid., sent. 22, Tric. ¡bid., p. 344 y 345.)"
"En materia dudosa
deliberad despacio, antes de resolver el partido conveniente; reflexionad con
madurez sobre las consecuencias de vuestras acciones; no sea demasiada vuestra
lentitud cuando se trata de hacer algún bien; no seáis negligentes ni torpes
para las cosas buenas. Cuando es útil obrar, ya malo es dilatarlo. La pereza
apaga el ardor de los espíritus, y sofoca el fuego del ingenio. La
negligencia y tibieza hacen que caigamos presto en una vergonzosa relajación
que debilita el vigor del alma. (S.
Anselmo, ihid., sent. 27, Tric. ibid., p. 345.)"
"Observad en vuestra
conducta la justa moderación; no os separéis de las reglas saludables de la
discreción; haced por los otros lo que quisierais que hicieren con vosotros
mismos; sed, respecto a los otros, lo que desearíais si estuvieseis en su
lugar; guardaos de recibir las honras, cuya carga no podréis sostener. La
grandeza del delito dice proporción con el grado de elevación a que cada uno
ha llegado. (S.
Anselmo, ¡bid., sent. 30, Tric. T. 9, p. 346.)"
"Cuando se deja de hacer una cosa por necesidad,
la voluntad de ejecutarlo se reputa por hecho. (S. Bernardo, Trad. Hug., n. 9, sent. 15, Tric. T. 10,
p. 323.)"
"Ninguno merece mejor el enojo que aquel enemigo
que se finge amigo. (De
Convers., n. 33, sent. 16, Tric. T. 10, p. 323.)"
"Muchas cosas te
fastidian en la ociosidad, que tomarás con deseo después del trabajo,
-porque la mejor sobra es el hambre. (S. Bern., Ep. 11, sent. 35, Tric. T. 10, p.
324.)"
"La dispensa sin
necesidad y utilidad, no es dispensación, sino disipación. (S. Bern., -3 de Consid.. c. 4,- sent. 48, Tric. T.
10, p. 325.)"
"Si eres prudente,
serás como la concha, y no como el conducto; quiero decir, no derramarás
hasta estar lleno. (S.
Bern., serm. 1^, in Cant.,n. 3, sent. S3, Tric. T. 10, p. 327.)"
"Más daña un falso
católico que un verdadero hereje. (S. Bern., Serm. 65, in Cant. n. 4, sent. 117, Tric. T.
10, p. 329.)"
"Maldito es el que
toma para sí la peor parte. (S. Bern., lih. I, de Consid. c. 15, sent. 132, Tric.
T. 10, p. 330.)"
"De cualquier modo
que nos reprendan, nos es muy útil la reprensión si la recibimos bien;
porque nos enseña la Escritura, que el que aborrece que le corrijan, es un
loco. No dice que le reprendan de este o de aquel modo, sino simplemente que
le reprendan. Porque si vuestro amigo os reprende con razón, sírvaos para
corregiros, y si lo hace sin razón, no dejéis de alabar su buena voluntad, y
reconoced que os obliga; porque no procuraría reprenderos si no os amara
mucho. Las correcciones son para los pecados, lo que los remedios para las
llagas. (S. Juan Crisóst., Serm. de
fercndis repr., n. 1, sent. 203. Tric. T. 6, p. 340.)"
"Cada uno de los
fieles puede instruir a su prójimo. Si no sois capaces de corregir una
iglesia, tenéis mujer a quien podéis dar vuestras instrucciones. Si no podéis
predicar a todo un pueblo, tenéis hijos a quienes corregir, leñéis criados
a quienes reducir a la razón. Esta escuela no es superior a vuestras fuerzas,
antes bien, tenéis mejor proporción para reprender y corregir a vuestros domésticos,
que los mismos Sacerdotes. Yo os hablo una vez o dos cada semana, pero
vosotros a todas horas tenéis en vuestra casa discípulos que tienen obligación
de escucharos. (S.
Juan Crisóst., Serm. In Pentec., sent. 23S, Tric. T. 6, p. 348.)"
"Si alguno, después
de advertirle muchas veces que no jure, no se quiere abstener, absténgase de
entrar en la iglesia, aunque sea Príncipe o el mismo Emperador. Si quieren me
depondrán de mi dignidad, mas entretanto que permanezca en ella, no dejaré
de cumplir con mi
"Es como imposible que el que jura a menudo no
sea perjuro algunas veces o de propósito, o sin pensarlo. De cualquiera
suerte, el hombre perjuro no se puede salvar, porque un solo perjuro basta
para perderle. (S. Juan Crisóst., Homl. 12,
c. 5, sent. 266, Tric. ibid., ibid.)"
"Cuando somos juzgados de esta suerte, el Señor
es el que nos castiga; porque más es advertencia que condenación; más es
remedio que pena; y más es corrección que castigo. (S. Juan Crisóst., Homl. 28, sent. 313, Tric. T. 6, p.
387.)"
"Vosotros los que llamáis a Dios Padre nuestro,
tenéis a vuestro prójimo por hermano: todos los días lo estáis viendo
cometer una infinidad de pecados, y con todo eso preferís conservar su gracia
a su propia utilidad. No procedáis así con vuestros hermanos, porque no le
podréis dar señal más grande de vuestra amistad, que reprenderle cuando
hace mal. (S. Juan Crisóst., Homl. 18, sent. 345, Tric. T. 6, p.
376.)"
"El pan de la verdad es amargo al gusto de los
pecadores. (S. Agust., Psalm. 5, sent.
2, Tric. T. 7, p. 454.)"
"Una corrección regular hace parte de la regla,
dice San Bernardo: sirve no sólo para mantener en el camino del bien a los
que le siguen, sino también para apremiar a los que se conducen mal: da
materia a la obediencia, y es un remedio para los que desobedecen: impide que
nos entreguemos al pecado, y que abandonemos la regla. (S. Bernardo, de
Praecept. et dispens., Barbicr., T. 1, p.
368.)"
"La corrección
preserva de la muerte espiritual y del infierno; libra del pecado; previene la
caída y salva de la condenación; pone finalmente obstáculo a las faltas y a
la ruina en que ordinariamente caen los jóvenes y los inferiores a quienes
los padres y los superiores dejan una peligrosa y engañosa libertad
y-abandonan a los impulses de la cruel concupiscencia."
"Dios corrige con pruebas y tribulaciones. Las tribulaciones son los remedios que Dios en su amor emplea para curarnos, para apartarnos de la carne, del mundo y del pecado, para dirigirnos en el camino del espíritu y de las virtudes, y para atraernos a él; por la carne, el mundo y el demonio, nos engañan, nos ciegan y nos pierden, atrayéndonos con el ponzoñoso atractivo de los placeres. Por esto S. Crisós-tomo nos representa a Dios enviando castigos a Adán y oponiéndolos a las seducciones de la serpiente: Dios es un amigo, dice, y el demonio un enemigo; Dios es nuestro Salvador, y cuida de nosotros; el demonio es nuestro enemigo y seductor del hombre. El demonio quiso apoderarse de Adán haciéndole caricias: Dios dirigió a Adán reprimendas y correcciones. Pero ¿cómo se esforzó Satanás en seducir al hombre, y cómo le castigó Dios a su vez? Satanás exclamó: Seréis como dioses: Eritis sicut dii. Dios, por el contrario, dijo: Sois tierra y volveréis a la tierra: Pulvis es, et in pulverem reverteris. ¿Quién de los dos ha sido más útil a nuestro primer padre? ¿El que le dijo: Seréis como dioses, o el que le indicó: Sois polvo y volveréis al polvo? Dios inflige la muerte; la serpiente la inmortalidad promete; pero el que promete la inmortalidad arroja del Paraíso, mientras que el que inflige la muerte lleva al cielo. ¿Veis ahora cuan preciosas son las reprimendas y correcciones de un amigo, y cuan peligrosas y perniciosas las lisonjas de un enemigo? Este ejemplo prueba evidentemente que debemos dar gracias a los que nos reprenden y corrigen: sólo nuestros verdaderos amigos emplean reprimendas y correcciones. (De Reprens. fercnd., Barbier., T. I, p. 368.)"