La Renovación Carismática Católica cumple 30 años en
España
Entrevista con Pilar Salcedo, directora de «Nuevo Pentecostés»
MADRID, 11 mayo 2003 (ZENIT.org).- La
Renovación Carismática Católica celebra este año su 30 aniversario en España
consciente de ser «una manifestación elocuente de la vitalidad siempre joven de
la Iglesia» y «una expresión vigorosa del Espíritu», como la definió Juan Pablo
II.
El 18 de febrero de 1967, treinta estudiantes y profesores de la universidad de
Duquesne (Pensylvania, Estados Unidos), hicieron un retiro espiritual para
profundizar en la fuerza del Espíritu dentro de la Iglesia primitiva. La llamada
tuvo una respuesta sorprendente.
La experiencia de la «efusión o bautismo del Espíritu» se repitió en las
universidades de Notre-Dame (South-Bend, Indiana) y en Michigan. Grupos que
nadie planea ni convocaba se multiplicaron.
La Renovación Carismática se difundió por todo el mundo y en todas las
confesiones cristianas, alcanzando en la Iglesia católica la cifra de 72
millones de fieles.
La periodista Pilar Salcedo, directora de la revista «Nuevo Pentecostés», relata
en esta entrevista concedida a Zenit la vida de la «Renovación» en España, cuyo
comienzo «se sitúa en 1973, cuando surgen las primeras comunidades de oración
carismática en Barcelona, Tolosa, Madrid y Bilbao».
Pilar Salcedo ha sido profesora de Ciencias de la Información de la Universidad
Complutense de Madrid, ha trabajado en los informativos de Televisión Española y
de Radio Nacional de España y se ha encargado de la dirección de las revistas
españolas «Ama», «Telva» y de la publicación mensual «Nueva» de «Il Corriere
della Sera».
--¿Quiénes forman la Renovación Carismática Católica (RCC)? ¿Podría describir
esta realidad eclesial?
--Pilar Salcedo: Nos gusta pensar, como el Cardenal Leo-Jozef Suenens, arzobispo
fallecido de Malinas-Bruselas, que la RCC es una corriente de gracia. Sin
fundador, sin normas precisas ni inscripciones, la Renovación es un enorme
impulso, un soplo del Espíritu que nos da la gracia de ese encuentro personal
con Jesucristo como un Dios vivo y resucitado. Es una experiencia que viven en
la «Renovación en el Espíritu» millones de cristianos de todas las confesiones y
denominaciones: pentecostales, evangélicos, anglicanos, luteranos, ortodoxos,
judíos y, por supuesto, católicos.
Esta corriente de gracia se traduce en el resurgir de la oración personal, la
lectura enriquecedora de la Biblia, la alegría de la alabanza, el asombro de las
conversiones personales y la experiencia de los dones y carismas vividos
naturalmente en las primeras comunidades cristianas.
Los grupos de la Renovación Carismática Católica están formados por fieles de
toda edad y condición. Todas las personas de la Renovación viven en una gran
libertad. No se puede ser jesuita y franciscano al mismo tiempo, pero
perfectamente se puede ser un jesuita carismático, un dominico carismático, un
laico carismático... De hecho en nuestro grupo participan todos y nos
enriquecemos con esta apertura.
--¿Se puede decir que todos estamos llamados a participar de esta «gracia»
del Espíritu?
--Pilar Salcedo: Esta corriente no es exclusiva de la Renovación Carismática;
las parroquias, los conventos, la Iglesia entera como quería el cardenal Suenens,
ya en el Vaticano II, debía ser renovada por el Espíritu. De hecho nuestro rasgo
distintivo, aparte de los grupos de oración, son los «seminarios de vida en el
Espíritu» en los que nos preparamos para recibir lo que muchos llaman el
«bautismo en el Espíritu». En esencia, se trata de reavivar, de vivir como
adultos, aquel sacramento del bautismo del que no fuimos conscientes.
Alguien ha dicho que en las primeras comunidades cristianas los convertidos se
bautizaban; pero, ¿cómo convertir hoy a los bautizados? Éstos suelen declararse
católicos en las encuestas, aunque afirman en las mismas encuestas que no
practican su fe. La gran tarea de la Renovación, su único modo de evangelizar,
son estos seminarios para vivir un bautismo responsable.
El seminario de vida en el Espíritu es un período que va del encuentro personal
con Jesús al descubrimiento de la Comunidad para terminar con el compromiso ante
la sociedad.
--La alabanza es una de las características más conocidas de la Renovación
Carismática...
--Pilar Salcedo: Nuestras raíces teológicas, que son trinitarias, nos llevan por
fuerza a la alabanza continua, a la adoración, al asombro, a la aclamación del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y esto en la vida de cada día.
Con frecuencia la gente nos ve alzar los brazos –que por otra parte era la
antigua oración hebrea--, cantar o alabar en lenguas, y se fija sólo en lo
externo. Desconocen cómo cambia la vida la alabanza, cómo se siente hambre de
orar, de un compromiso mayor. Son numerosas las vocaciones que han surgido para
los claustros y para los seminarios de los «ruidosos» grupos de oración.
--Personalmente, ¿qué supone para usted la Renovación?
--Pilar Salcedo: Para mí es la experiencia de Pentecostés puesta al día.
Necesitamos que Dios venga a nosotros y al mundo entero. Por eso, más que un
«Nuevo Pentecostés» --como pedía Juan XXIII para la Iglesia--, me gusta el
«permanente» Pentecostés de Pablo VI. ¡Lo necesitamos tanto! Y el Espíritu
viene. Divo Barsotti dice que Dios viene siempre, en cada instante. Que uno de
los nombres de Dios es «Aquel que viene». Cualquiera que vaya a nuestros grupos
nos encuentra reunidos, sin prisas, orando como en Pentecostés, cantando,
llamando, esperando al Espíritu. ¿Cómo no va a venir?
Por otro lado, lo que más me impacta es la cercanía de Dios. Descubrir a Cristo,
no como un ser histórico que vivió un día en Palestina, sino como una persona
real, viva, que cambia mi vida. Es el asombro del encuentro, el estupor, lo
imprevisible de sentir que alguien camina a nuestro lado. He conocido muchas
espiritualidades, pero esta cercanía de Dios que se produce en la Renovación, en
las gentes sencillas, humildes... es algo sobrecogedor.
Esta experiencia –insisto-- está destinada a toda la Iglesia, a todo bautizado.
Es la consecuencia de la Resurrección y, gracias a ella, del envío del Espíritu.
En resumen, es vivir la experiencia bautismal.
--Actualmente, dirige la revista «Nuevo Pentecostés»...
--Pilar Salcedo: Es la Revista de la RCC de España. Se dirige fundamentalmente a
los grupos de oración, pero llega también a conventos, hospitales, parroquias,
cárceles, etc., y tiene una gran acogida, como ocurre en otros países. En cada
número hay artículos y temas especiales sobre la RCC, la Iglesia y la sociedad,
además de enseñanzas para crecer en el Espíritu, noticias de encuentros, viajes,
reuniones internacionales, semanas de oración y sobre todo la alegría de
compartir con los hermanos y conocer qué ocurre en todo el mundo.
--¿Cuál es el elemento distintivo de la revista de la RCC en España?
--Pilar Salcedo: El carisma especial de «Nuevo Pentecostés» es que se hace desde
el templo de la RCC. Después de muchos años de trabajar en redacciones, me hace
especial ilusión tener ahora mi despacho en una nave que se abre directamente
sobre la capilla del Santísimo. No es raro que haya en la revista más de un
director... El padre Raniero Cantalamessa –predicador de la Casa Pontificia--
suele decirnos que entre sus líneas aletea la Paloma del Espíritu.
Trabajamos en la redacción un pequeño grupo de profesionales y tenemos la suerte
de contar con muchos colaboradores, sacerdotes y laicos, así como con distintas
agencias de noticias, entre ellas Zenit.
--¿Cómo acogen los lectores el mensaje de Nuevo Pentecostés?
--Pilar Salcedo: Entre nuestros lectores tenemos desde cardenales de la Iglesia
a personas muy sencillas. Desde el principio los lectores se asombraban del
frescor joven de una revista religiosa, de su estilo nuevo y moderno. Nos
llegaron también elogios del Vaticano y de escuelas de periodismo de otros
países. Lo difícil fue dar con ese lenguaje fresco. Pienso que ahí está
precisamente el secreto: en ese estilo sencillo, claro y digno que, según
Unamuno, entienden por igual el intelectual puro y el hombre del campo.
Recientemente nos escribieron unas monjas del monasterio Cisterciense de
Villarrobledo: «Hemos gozado del viento y el agua, del fuego y la luz que el
Espíritu alienta en la revista Nuevo Pentecostés...». El hecho de que nuestros
lectores, después de leer la revista, sientan esa bocanada de aire fresco, de
agua, y luz... me parece el mejor elogio para cualquier periodista.
Más información en www.rcc-es.com y
http://www.iccrs.org/ .