Primer obispo de Rávena, según noticias que transmiten los antiguos
martirologios. El hecho de que en el a. 342 asistiera al conc. de Sárdica
su undécimo sucesor, hace suponer que A. debió morir hacia finales del s.
iv. Aun cuando es venerado como mártir, no puede asegurarse que, en rigor,
lo fuera, pues las fuentes hagiograilcas que lo aseguran son todas
posteriores al s. VII. S. Pedro Crisólogo, obispo de Rávena (432 -452),
hablando de A. (Serm. 128; PL 32, 552), afirma que fue el primer obispo de
la sede ravenense y el único mártir de la ciudad. Sin embargo, reconoce
que la tradición, aunque no lo venera como mártir, sí lo tiene por tal,
pues sabe de sus persecuciones y suplicios por los que frecuentemente
derramó su propia sangre y por los que un día llegó a sucumbir. No aparece
claro en Pedro Crisólogo en qué sentido emplea la palabra mártir. Pues si
a través de sus ponderaciones oratorias podría entenderse de un martirio
moral, puesto que no parece que A. sucumbiese por efecto inmediato del
suplicio, cabe, sin embargo, la Posibilidad de que el antiguo término
mártir, sea empleado por S. Pedro Crisólogo en el sentido
posconstantiniano de conjessor.
No siempre los autores de los primeros siglos emplean en su sentido
propio los términos (omologetes), conjessor. El mártir es el que derrama
su sangre en testimonio, el confesor es el que sufre persecución y malos
tratos, sin llegar a morir en ellos. Esto hizo afirmar al Crisólogo que
hay que considerarle como verdadero mártir y en nada inferior a otros que
habían muerto en testimonio, pues A. siempre estuvo dispuesto al supremo
sacrificio. Por otra parte, una fórmula de juramento empleada en Rávena
desde fines del s. VI y que nos transcribe el papa S. Gregorio da a A. el
título de mártir esta y otras fuentes de origen romano son las que más
explícitamente han reconocido a A. como tal (Registr. Greg., V, ll; VIII,
36). Entre las fuentes ravenenses sólo la Passio Sancti Apollinaris
(Biblioteca hagiográfica latina..., Bruselas 1898-1901, 623) insiste en el
hecho del martirio. Esta Passio, a la que se concedía gran antigüedad y
crédito por estar redactada se decía por el inmediato sucesor de A.,
afirma que éste fue enviado a ocupar la sede episcopal ravenense por el
mismo S. Pedro Apóstol. Esta Passio, sin embargo, no parece haber sido
escrita con anterioridad al s. VII y la crítica ha demostrado cómo deja
ver motivos polémicas en la lucha de Rávenaor su autonomía frente a Roma y
Milán. A medida que la ciudad iba tomando importancia por ser la sede en
Italia del exarca, busca su autonomía religiosa frente a la sede romana
hasta querer competir con ella. Un punto de partida para ello será afirmar
la antigüedad de su sede y las relaciones de su primer obispo A. con el
apóstol Pedro. Otra apelación a estas relaciones se dará en la polémica
contra la jurisdicción milanesa.
El culto de A. se difundió por todos los territorios sujetos a la
dominación bizantina y más tarde por Lombardía, Francia y Renania. Ya en
el s. VI encontramos su nombre incluido en el canon de la liturgia
ambrosiana. Siendo obispo de Rávena Ursicino (534-538) se construyó una
magnífica basílica en Classe que consagró con toda solemnidad el obispo
Maximiano el 9 mayo 549 a donde trasladó las reliquias de A. En la nave
lateral se encuentra todavía la inscripción que recuerda este hecho. En
Roma el papa Símaco (498-514) le dedicó un oratorio en la Rotonda de S.
Andrés. Dado el interés que los emperadores bizantinos tenían por
introducir el culto de A. en la misma Roma, el papa Honorio (625-638) le
dedicó una capilla en la misma basílica de S. Pedro. La fecha de la muerte
de A., celebrada en Rávena con gran solemnidad (Reg. Greg. V, 11), está
registrada en el Martyrologium Hieronymianum el 23 de julio.
BIBL.: MARTIROLOGIUM
HIERONYMIANUM, 391-92; AGNELLUS, Liber Pontific., ed. A. TESTI RASPONI, en
Rerum ltal. Scriptores, Il, III, vol. 1, nueva ed. Bolonia 1924, 16-28,
178, 196; H. DELEHAYE, L'Hagiographie ancienne de Ravenne, en Anal.
Bollandiana, 47 (1929) 1-30; FARABULINI, Storia della vita e del culto di
S. Apollinare, Roma 1874; E. VILL, St. Apollinaire de Ravenne, Estrasburgo
1936; G. LuCCHESi, Note agiografiche su¡ primi vescovi di Ravenna, Faenza
1941; G. ZATTONI, La data della «Passio S. Apollinaris» di Ravenna, Turín
1904; LuccHESI-S. ORIFNTi, Apollinare, en Bibl. Sanct. 2, 237-248.
F. GARCÍA CUÉLLAR.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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