CABALLO
Religión No Cristiana
SIMBOLISMO RELIGIOSO. En las
culturas arcaicas eurasiáticas, se ha considerado al c. como animal
funerario y psicopompo. Es el encargado de llevar al difunto al más
allá, de realizar el tránsito de este mundo a otros. En este sentido, ha
desempeñado un papel trascendental en los ritos funerarios, figurando en
los túmulos (Kurgany) de los nómadas y de los celtas de Centroeuropa. La
mitología del c., sin embargo, no parece dominada por la imagen de la
muerte; más bien se asocia a ideologías y técnicas arcaicas del éxtasis,
siendo empleado por el chamán (v. cHAMANismo) en su excursus místico.
También está presente en determinadas formas de iniciación masculina que
perviven en el folklore germánico (los Mannerbunde).
Los chamanes buriatos utilizan en sus danzas estáticas un cetro o
bastón con cabeza de c. Entre los bataks, con motivo del sacrificio del
c. en honor de los antepasados, danzan cuatro bailarines sobre sendos
palos de formas equinas. En ciertos rituales carnavalescos del Pirineo,
suelen aparecer caballitos retozones (en vasco zaldisko), como símbolos
de ultratumba. Entre los garo el c. es parte del ritual de recolección.
En diversos ritos y mitos de las «sociedades de hombres» germánicas y
japonesas, están presentes c. octópodos o acéfalos. En todos estos
conjuntos culturales los c. polípodos y los c. fantasmas desempeñan una
función a veces funeraria, a veces extática.
Entre los celtas adquiere particular relieve la diosa Epona,
divinidad tutelar de los c. En las leyendas referidas al tema de los
Dióscuros, el c. asume un papel particular relacionado con el llamado c.
fantasma que interviene en el mitologema del cazador eterno, de origen
caucásico. La habilidad de los jinetes nómadas, observados fugazmente
por las culturas de agricultores de aldea en el Próximo Oriente, dio
origen, en la prehistoria de Europa, al mito de los centauros. En lá
mitología helénica aparece Bellerofonte cabalgando a Pegaso, el c.
sobrenatural de los dioses olímpicos. En la mitología tracia figuran los
c. de Diomedes. En el antiguo ritual indoeuropeo, el c. constituyó una
espléndida víctima de sacrificio, un agradable presente a los dioses e
incluso una encarnación del espíritu de la vegetación. V. t.: ANIMAL IV.
I. M. GÓMEZ TABANERA.
BIBL.: G. WEISMANTEL, Ross und Reiter. Studie über die formbestünde der Voikskunst, Berlín 1948; A. DE GUBERNATIS, Mithologie Zoologique, I, París 1874.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991