Cadena montañosa de Palestina, especialmente vinculada al profeta Elías
(v.). Asiento principal de la Orden del Carmen (v. CARMELITAS). Aparece
generalmente en la Biblia con artículo: «el Carmelo» o «el monte Carmelo».
Derivado de kerem, con aformante, significa «viña», «huerto», «jardín»,
con la idea de fertilidad y de belleza. El encanto de su aspecto y la
abundancia de su vegetación Hicieron de esta cadena de montañas el símbolo
de la prosperidad en Israel (Is 35,2; ler 50,19); la sequía del C.,
despojado de su follaje y de su atractivo, vino a ser el símbolo de la
desolación de Israel (Is 33,9; Ier 4,26; Am 1,2; Nah 1,4). En el Cantar de
los Cantares (7,5) la cabeza de la esposa es comparada al C. Los árabes le
dan el nombre de yebel múr ElyÚs (monte de S. Elías).
Situación y naturaleza. Los textos del A. T. no ofrecen duda
respecto a la situación del C. Domina el mar (Ier 46,18); sirvió de límite
meridional a la tribu de Aser (los 19,26), occidental a la de Zabulón y
oriental a la de Manasés (los 19,11; 17,10); se extendía hacia el E hasta
el torrente Qisón y la llanura de Yizreel o Esdrelón (1 Reg 18,19-45).
También Flavio Josefo precisa que el C. se encontraba a 120 estadios (unos
22 Km.) de Ptolemaida, es decir, Akko o San Juan de Acre (De bello
judaico, 11,10,2). Se trata, por tanto, de la cadena de montañas, de
formación calcárea, que desgajándose- del sistema montañoso de Samaria en
la depresión de Wádi el-Milh, se prolonga en sentido SENO hacia el
Mediterráneo, dejando al SE la llanura de Esdrelón, y termina en un
promontorio sobre la ciudad de Haifa que cierra por el S la bahía de Acre.
Tiene una longitud de unos 25 Km. y una anchura que oscila entre los 10 y
15 Km., con una altitud media de 500 m. Sus alturas principales son el
Monte Esfiyá (536 m.) y el-Muhraga (514 m.). En esta cadena montañosa
brotan abundantes manantiales, por lo que en sus numerosos collados y
gargantas crece una flora variada y rica: laureles, mirtos, encinas,
tamarindos, cedros, pinos, algarrobos, lentiscos, etc. La fauna es
típicamente mediterránea. Característico del C. son las numerosas grutas y
cuevas, refugio en todo tiempo de eremitas y perseguidos. Su belleza,
especialmente del promontorio que domina el Mediterráneo, en cuyas laderas
y cima se asienta hoy la parte nueva de la ciudad de Haifa, es muy grande.
Son muy abundantes sus viñedos y en esta región se da la mayor producción
vinícola de Israel.
Historia. La región del C. muestra huellas de haber sido habitada en
la Edad de Piedra. La ocupación antigua de esta zona por parte de los
fenicios se manifiesta por el nombre Rusa gedes, «cabo sagrado», 'que las
listas egipcias desde Tutmosis III aplican al promontorio septentrional
del C. Este carácter sagrado que para los paganos tenía el cabo, se
mantuvo mucho tiempo. Además de ser natural que los fenicios levantaran
allí un altar a Baal (v.), está atestiguado el culto pagano por el Pseudo-Scylax
que en el S. IV a. C. llama al C. «montaña sagrada de Zeus» (cfr. C.
Müller, Geographi Graeci Minores, 1,79). Tiempo después Vespasiano
sacrificará, en esa punta septentrional del C., en honor del «dios
Carmelo», que tenía allí un altar, sin estatua ni templo (cfr. Tácito,
Historia, 11,78; Suetonio, Vita Vespas., cap. 5). Asimismo, si hemos de
creer a Jámblico (Vita Pythagor, 111,14), Pitágoras acudía a menudo a
meditar en este lugar, «montaña sagrada entre todas». También para los
israelitas tuvo carácter de lugar sagrado. Conquistado por Josué tras
vencer al rey de Yogno'am (los 12,22), ya bien afirmada la conquista,
probablemente en tiempo de David o Salomón, fue anexionado al culto de
Yahwéh, con un altar. Según la tradición, el profeta Elías hizo del C. su
residencia habitual y, más tarde, residirá en él Eliseo (v.) (2 Reg 2,25;
4,25). El pueblo tenía la costumbre de celebrar allí los novilunios y los
sábados (2 Reg 4,23).
La historia del C. está íntimamente ligada a la vida y actividad
profética de Elías; en el cabo se halla la gruta que, según tradición
recogida ya por los Santos Padres, sirvió de residencia habitual al
profeta. Cerca de allí está la que los cristianos llaman Escuela de los
Profetas y los árabes el Hader, lugar en que, también según la tradición,
Elías y Eliseo reunían a sus discípulos. Igualmente cerca, pero en otra
dirección, se encuentra el manantial llamado fuente de Elías; según la
tradición fue el profeta quien la hizo brotar de la roca; hoy dicha fuente
está canalizada para contribuir al aprovisionamiento de agua potable a la
ciudad de Haifa.
La Biblia no habla de la gruta ni de la fuente. El A. T. relata el
episodio comúnmente conocido como el sacrificio de Elías (1 Reg 18), que
tuvo lugar durante el reinado de Ajab, rey de Israel, y con el que. Elías
(v.) demostró la falsedad de los profetas de Baal y la omnipotencia del
verdadero Dios. Los hechos de este episodio tuvieron por escenario el C.
Pero no es el promontorio septentrional donde hemos de localizarlos, sino
al S. Aunque todavía algunos, como A. Alt, prefieran situarlos en el cabo,
la opinión general los coloca en el-Muhraga, uno de los puntos más
elevados de esta cadena montañosa. El marco concuerda perfectamente con
las exigencias del texto bíblico: desde allí se ve el mar (1 Reg 18,43);
en la subida se halla el manantial de Bir-el-Mansura que ha podido proveer
el agua (1 Reg 18,34); es la parte del C. más próxima a Yizreel (1 Reg
18,45-46); y al pie de el-Muhraga, cerca del QHón, se halla Tell el-Qassis,
que guarda el recuerdo de la ejecución de los falsos profetas. Además,
como dice el P. de Vaux (v. bibl.), si para los fenicios que navegaban a
lo largo de la costa y habitaban al N, el C. es ante todo el cabo, para
los israelitas, que ocupaban el interior del país, el C. es ante todo la
región de el-Muhraga, que se eleva sobre la llanura de Esdrelón y cuya
cima es visible desde lejos al interior. El texto sugiere que en el lugar
en que sacrificó Elías había habido un altar a Yahwéh, pero que no había
altar dedicado a Baal (1 Reg 18,26-30). Aquí edificaron los carmelitas una
capilla a S. Elías.
El Carmelo y la cristiandád. El C. es también lugar de santidad para
los cristianos. Ya en los primeros siglos se encontraban ordinariamente
sobre el C. monasterios e iglesias dedicadas a los profetas Elías y
Eliseo; el anónimo Piacentino (a. 570) visitaba en el promontorio un
monasterio de S. Eliseo. Más tarde los templarios construyeron allí una
fortaleza que llevó el nombre de S. Margarita y muy cerca de ella una
iglesia veneraba a esta santa. La Orden del Carmen ha estado siempre muy
unida a este monte, y son los carmelitas quienes ocupan hoy todos los
lugares ligados tradicionalmente al profeta Elías. Después de muchas
vicisitudes a lo largo de la historia de su residencia en esta santa
montaña, tienen hoy su convento principal, Nta. Sra. del Monte Carmelo
sobre la llamada gruta de Elías, a la cual se accede a través de la
iglesia. La interpretación simbólica de la nubecilla que anunció a Elías
el fin de la sequía, al término del episodio antes mencionado, está en la
base de este culto a la Virgen. Antaño acudían a visitar la gruta el 20 de
julio miles de peregrinos tanto cristianos como musulmanes y drusos (v.)
habitantes de la región, y, aunque ha decrecido su número, sigue hoy
celebrándose la peregrinación en el día de S. Elías.
BIBL.: L. HEIDET, Carmel, en DB
II,291-302; V. POLENTINOS, Carmelo, en Enc Bibl. 11,149-152; C. Koer,
Elias und Christentum auf dem Karmel, Paderborn 1929; P. M. DE LA CROIX,
Hauts Lieux élianiques, en Élie le Prophéte, I, París 1956, 9-50; R. DE
VAux, Les prophétes de Baal sur le Mont Carmel, «Bulletin de Musée de
Beyrouthu, V,7-20; F. M. ABEL, Géographie de la Palestine, I, 3 ed. París
1967, 350-353.
J. L. LACAVE RIAÑO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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