Introducción. Del latín circumcidere (de circum, alrededor, y caedere,
cortar) consiste en cortar circularmente una porción del prepucio para que
pueda descubrirse el glande. Con la c. se corrige la llamada err Medicina
f imosis: estrechez congénita o adquirida de la abertura del prepucio que
impide la salida del glande, afección que tiene como inconvenientes la
dificultad de limpieza del surco balanoprepucial, y por consiguiente la
mayor propensión para contraer infecciones en esa zona, dificultades en la
práctica del coito, etc. Con frecuencia en los niños el prepucio resulta
demasiado largo y su abertura demasiado pequeña con lo que se dificulta la
evacuación y se favorece la acumulación de secreciones que puedan dar
lugar a irritaciones e inflamaciones. Por este motivo puede, especialmente
en algunos casos, ser recomendable.
La operación se suele efectuar de diversas maneras: el glande se
puede liberar por c. en sentido estricto, es decir, por la extirpación del
prepucio, por incisión en el prepucio y por subincisión, llamada también
operación mica, que se basa en el corte del conducto urinario en su parte
inferior. La c. ha sido y es practicada por muchos pueblos, bien -por lo
que hemos dicho- como medida profiláctica e higiénica, bien como costumbre
religiosa, aunque esta segunda motivación es la que ha prevalecido. En
efecto la c. pertenece a la serie de mutilaciones rituales extendidas por
Asia Menor, África, Australia, Polinesia y América del Sur. Pero la enorme
difusión de esta práctica ha hecho pensar que su origen pudo ser
independiente de su significado religioso, y así algunos autores antiguos,
al menos con respecto a ciertos pueblos, la atribuyen una motivación
puramente higiénica.
La c. de las mujeres es mucho menos frecuente; consiste en la
perforación del himen, o, en casos más raros, en la extirpación de ciertas
partes del clítoris o de los pequeños labios de la vulva. En la mayor
parte de los casos la c. de las muchachas se relaciona con los ritos de la
pubertad, después de los cuales las jóvenes pasan a ser consideradas aptas
para el matrimonio.
En la Antigüedad. Algunos autores piensan que la c. es una de las
instituciones más antiguas de la Humanidad. Según ellos se remontaría al
Neolítico (v.) y se clasificaría entre las intervenciones quirúrgicas más
antiguamente conocidas al lado de la trepanación del cráneo. Se basan para
tal afirmación en el empleo inmemorial de cuchillos de piedra para esta
operación, empleo que ha subsistido después de la aparición de los
metales. En cualquier caso hay abundantes testimonios de su práctica en el
antiguo Oriente, desde muy antiguo, en Egipto (v. EGIPTO VII), entre los
cólquidas y en el país de los etíopes, según dice Heródoto. Ello parece
confirmarse en el caso egipcio por los hallazgos arqueológicos. En el
templo de Khonsu, en Karnak, obra del tercer milenio, hay un notable
bajorrelieve que representa la c. de un niño de unos ocho años. Algunos
suponen que esta operación en Egipto era realizada sólo por clases
privilegiadas, como los sacerdotes, pero se han encontrado momias reales
que dan fe de lo contrario. Heródoto afirma que la c. entre los egipcios
se practicaba por mera razón de higiene. Aunque es cierto que, sobre todo
en los países cálidos, dicha operación permite una más fácil limpieza del
glande, parece que en la inmensa mayoría de los casos se relaciona con
ritos dependientes de la pubertad.
Además de los judíos (v. II) y de los egipcios se circuncidaban
también los árabes o ismaelitas (v. ARABIA IV), los amorreos (v.), los
moabitas (v. MOAB II) y probablemente los fenicios (v. FENICIA). En el
Próximo Oriente otros pueblos de la Antigüedad, como los sirios, no es
seguro que lo hicieran. Los filisteos, con toda seguridad, no lo hacían,
pues los judíos los designaban con el nombre de «incircuncisos». También
se circuncidaron en ciertas épocas otros pueblos como los itureos y los
idumeos (v. IDUMEA).
En nuestros días. En muchos pueblos primitivos llegados a nuestros
días se practica la c.; generalmente se relaciona con las grandes
celebraciones que los pueblos primitivos llevan a cabo cuando los
muchachos alcanzan la pubertad. Se les practica entonces alguna de las
modalidades de c. y se les inicia en la vida que como adultos deberán
llevar. Entre las mujeres esta costumbre no está tan difundida. La c. en
la primera infancia, tal como se efectúa, p. ej., de manera normal entre
los judíos (v. ii) y los musulmanes (v. ISLAMISMO i), no es muy frecuente
en las demás poblaciones. Algunos calculan unos 200 millones de
circuncisos en el mundo.Africa. En África central y occidental se realiza
con frecuencia la c. y la incisión. En la actualidad los mandingas la
practican entre los muchachos de nueve años, si bien anteriormente se
realizaba la c. entre los 12 y 15; también a las jóvenes se les practica
la escisión; con ello muchachos y muchachas entran en la vida de la
comunidad, celebrándose una gran fiesta. Al parecer en África no era
conocida comúnmente esta costumbre, y su introducción se debe a múltiples
influencias. No es conocida, por ej., por tribus como los grusi, los
nankanse, los bobo-lob¡-birifor y los dagari. En cambio, se efectúa la c.
en la más temprana infancia entre los senufo, los barba y los somba; los
mossi, los gurma, los songhai, los habbe y los dagombre la realizan al
llegar los jóvenes a la pubertad, en clara conexión con los ritos y
celebraciones de la fecundidad.
Entre los zande la c. fue introducida muy recientemente, quizá por
influencia islámica. En el Sudán central, en zonas montañosas, no hay una
edad claramente fijada para esa operación, pues a ella someten niños de
corta edad, jóvenes y hombres maduros; el jefe de la comunidad marca una
época en la que se puede realizar la c.; va acompañada esta ceremonia con
ritos y adornos hechos para tal ocasión y se separa a los candidatos de la
compañía de las mujeres. Entre los bantú del Nordeste la c. es muy
practicada, tanto en hombres como en mujeres; tras la operación los
jóvenes tienen el consabido acceso a la madurez. Los kikuyo, los kamba y,
en general, las tribus montañesas de Kenia practican la c. o escisión de
las muchachas; después de sufrir la operación las jóvenes son separadas de
su ambiente y comienzan a ser preparadas para el matrimonio. Otros pueblos
tienen un ritual bastante más complicado, pues como sucede entre los
tchagga, los candidatos a la c. son agrupados en asociaciones de guerreros
relacionadas con los ritos de iniciación. Debido a una clara influencia
islámica, se realiza la c. a los pocos días de haber nacido el niño.
En el nordeste de África también está extendida dicha costumbre pero
sólo entre los hombres; cabe citar como pueblos que la practican a los
bugwe, los iramba y los issansu.
En la zona oriental africana los maheli tomaron de los pueblos de la
costa la costumbre de la c. que, como tantos otros, no conocían antes; los
niños son circuncidados después de una serie de ceremonias, en las que se
hacen ofrendas y se realizan ritos propiciatorios en las tumbas de los
antepasados. La operación no se hace en el poblado, sino en una choza
situada en un lugar sumamente apartado y solitario; los niños son
embadurnados de fango y allí se les va enseñando todo el patrimonio de las
tradiciones de la tribu. Una vez efectuada la operación regresan los
muchachos a la aldea, siendo recibidos por toda la población. Los kuango-kuilu,
los regasimba y algunas poblaciones del Camerún oriental practican también
la c., pero, cosa muy poco frecuente, no está en relación con
celebraciones de la pubertad ni con ritos de iniciación a la vida adulta.
Entre los ambo no se puede llegar a ser jefe supremo sin haber sufrido la
c. Entre los yoruba los niños de uno y otro sexo son circuncidados al
octavo día de su nacimiento, pero con tal motivo no se celebra ninguna
ceremonia especial; ello puede deberse a influencia mahometana.
Entre los masa¡ la c. está rodeada de una grandiosa ceremonia
pública. Los muchachos que van a ser circuncidados son recluidos en
construcciones especiales hechas para esta ocasión. Entonces empieza un
periodo de fiestas en las que el pueblo se reviste de adornos especiales y
se suceden las danzas. Durante estas fiestas los jóvenes pasan una serie
de pruebas en las que deben demostrar el valor y la fuerza, no sólo física
sino también moral, que tan famosos han hecho a los guerreros de esta
tribu. A las muchachas se las acostumbra a la c. del clítoris. Entre los
cristianos de Abisinia también se practica la c. desde la más temprana
edad; quizá se deba a influencias mahometanas (v. ii).
Oceanía. Se conocen la c. y la incisión. En Australia se utiliza
bastante la subincisión u operación mica, aunque en ciertas zonas también
existe la c. normal. Está muy extendida en Polinesia y Micronesia, donde
tiene cierto carácter de práctica religiosa. En cambio, no es muy
frecuente en las islas Hawai, Nueva Zelanda y las Marquesas. En Nueva
Caledonia, Nuevas Hébridas y en las islas Fidj¡ la c. está sumamente
extendida; se acostumbra a ejecutar cuando el muchacho entra en la
pubertad y abandona la morada de sus padres para ir a residir con los
solteros. Entre las poblaciones malayas parece que la c. va en retroceso,
salvo en las comunidades mahometanas. También la practican en Nueva
Guinea, en Sumatra y en Samoa. Donde los hombres usan la namba, envoltorio
del pene en corteza o en tejido, se efectúa siempre la c., como ocurre en
la isla de Efate y en otros lugares; ello puede deberse a motivos
puramente higiénicos. En Australia revisten gran brillantez las ceremonias
por las que los muchachos llegan a la madurez; para ingresar en la
comunidad varonil deben sufrir la c. y la extracción de varios dientes;
estas ceremonias se acompañan de grandes danzas simbólicas.
América. Está menos extendida esta costumbre. No obstante se realiza
la c. en tribus indias situadas muy al norte del continente. La
practicaban los mayas y algunas pocas tribus sudamericanas.
BIBL.: A. JENSBN, Beschneidung
und Reifezeremonien be¡ Natürvolkem, Stuttgart 1933; V. HAmr,
Circuncisión, en F. KSNIG, Diccionario de las Religiones, Barcelona 1964,
267-269; G. STANO,
E. RIPOLL PERELLÓ F. MARTÍ JUSMET.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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