ODILÓN (ODILO), SAN
Quinto abad de Cluny (s. X-XI).
Descendiente de la ilustre familia de los Mercoeur, n. en Auvernia
(Francia) ca. 962. Después de haber formado parte durante algún tiempo del
Capítulo de la iglesia de S. Julián de Brioude, en él a. 991 abrazó la vida
monástica en la abadía de Cluny. Recibió el hábito de manos del abad s. Máyolo,
ante quien hizo también su profesión, y que poco antes de morir le nombró su
sucesor. De este modo, en 994, O. se convirtió en el quinto abad del más famoso
de los monasterios de la cristiandad, cuyos destinos regiría durante 55 años.
Hábil gobernante, supo consolidar y ampliar el prestigio y la influencia de
Cluny, que a su muerte contaba con 63 filiales, diseminadas por los diversos
países de Europa. A su iniciativa se debe también la penetración de la
observancia cluniacense en España. Soberanos como Roberto el Piadoso de Francia,
S. Enrique II emperador de Alemania, Sancho el Mayor de Navarra y S. Esteban de
Hungría le distinguieron con su confianza y amistad. Los papas encontraron en él
un consejero fiel y un colaborador incondicional al servicio de la Iglesia.
Rehusó el arzobispado de Lyon para el que había sido elegido en 1031.
Muy exigente consigo mismo, era, en cambio, en gran manera comprensivo y
condescendiente con los demás. Es conocida la respuesta que dio en cierta
ocasión a alguien que le reprochaba su mansedumbre: «Si me he de condenar
prefiero serio por exceso de misericordia que por exceso de severidad». Su
caridad le llevó, durante el hambre de 1006, a vender los vasos sagrados, los
ornamentos y las joyas de la abadía, y como todo ello no bastara, se hizo él
mismo mendicante para poder socorrer a los indigentes.
Las guerras incesantes y todo género de discordias encontraron en O. un
mediador siempre dispuesto a intervenir en favor de la concordia y de la
fraternidad entre los hombres. Nueve veces por lo menos atravesó los Alpes y
recorrió Italia en otras tantas misiones de paz. La institución de la Tregua de
Dios tuvo en él un insigne y decidido promotor. A su iniciativa se debe también
la conmemoración de los fieles difuntos el 2 de noviembre, práctica introducida
primeramente en Cluny, y adoptada después por toda la Iglesia universal.
El «arcángel de los monjes», como le llamó Fulberto de Chartres, murió en
el priorato de Souvigny en el antiguo Borbonés (hoy departamento de Allier), el
1 en. 1049. Sepultado en el mismo monasterio se le veneró muy pronto como santo.
Fue canonizado por Clemente VI en 1345. La Iglesia celebra su fiesta el I de
enero (la orden benedictina el 29 de abril, asociándolo a sus dos predecesores,
S. Odón y S. Máyolo, ya su sucesor, S. Hugo).
De su obra literaria se han conservado tan sólo dos piezas hagiográficas,
dedicadas á S. Máyolo y a la emperatriz S. Adelaida (m. 999), varios sermones,
algunos himnos en honor de Nuestra Señora y de los mencionados santos, y unas
pocas epístolas, menguados restos de lo que debió de ser su vasta e
interesantísima correspondencia. Últimamente se le ha atribuido un pequeño
opúsculo, Medicus spiritualis contra temptationem concupiscentiae carnis, ed.
«Rev. Benédictine» 16 (1899) 477-478.
BIBL. : Poseemos una Vida escrita por su discípulo IOTSAUD (PL 142,897-940) y otra de S. PEDRO DAMIANO (PL 144,925-944). Estudios: O. RINGHOLZ, Der hl. Abt Odilo von Cluny in seinem Leben und Wirken, Brünn 1885; P. IARDET, Saint Odilon, abbé de Cluny, sa vie, son temps, ses oeuvres, Lyon 1898; I. PÉREZ DE URBEL, Historia de la orden Benedictina, Madrid 1941, 192-1~3; 206-209; L. CÓTE, Un moine de l'an mille: St. Odilon abbé, Moulin 1949; I. HOURLIER, St. Odilon et la féte des morts, Rev. Gregorienne», 28 (1949) 208-212; R. GARCíA VILLOSLADA, Historia de la iglesia, II, Madrid 1953, 291-292; R. OURSEL, Les saints abbés de Cluny, Namur 1960.
L. SERDÁ PRAT.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991